La temperatura en la rústica casa de madera había comenzado a decaer apenas el sol se estaba escondiendo. Ahora con un hermoso atardecer enrojeciendo las paredes de la casa y decorando con nostalgia el ambiente, se encontraban ambos hombres abrazados en el sofá de aquel hogar mirando por la ventana como los árboles iban perdiendo sus hojas gracias al viento que se levantaba por esa estación, el color marrón y amarillo había comenzado a incrementar alrededor de toda la casa.
El otoño había caído poco a poco sobre ellos y el alrededor le daba la bienvenida a otra estación que pasarían juntos, otro año compartiendo una vida juntos sin importar todo lo que tengan que recorrer o pasar, ambos habían estado el uno para el otro, consensuado o no.
El más alto de los dos sonrió al sentir como caía la cabeza de su esposo entre su cuello y hombro, sintiendo una profunda inhalación en esa zona, un pequeño susurro recorrió su mente que le hizo agrandar su sonrisa y sus profundos ojos negros habían obtenido una tenue luz amatista bordeando su iris. Acomodó al castaño y se movió su algo largo cabello negro carbón a un lado para no interrumpir la pequeña siesta que estaba tomando su esposo a su costado.
Dejando un suave beso en la frente del castaño se giró para seguir viendo como el sangriento atardecer había cambiado, de rociar sangre alrededor de su hogar a bañarla convirtiéndolo en una hermosa cascada roja, era precioso.
No más que su esposo bañado en sangre, obviamente.
El tiempo al igual que la luz había comenzado a avanzar lentamente, poco a poco los minutos pasaron y el atardecer perdió el atractivo carmín pasando por varios colores cálidos antes de caer en un anochecer oscuro que pronto fue cubierto por hermosas estrellas brillante acompañando a la frágil y delgada luna deslumbrando la soledad de la noche.
Miró fijamente la chimenea de la casa y esta inmediatamente había comenzado a prender la madera anteriormente puesta, la temperatura había comenzado a bajar y podía escuchar el viento que solo enfriaba la casa, no podía permitir que su pequeño enfermara por el clima.
Se giró para ver una vez más el rostro dormido de su ángel, apreciando cada detalle de él como si nunca lo hubiese hecho, la cicatriz debajo de su ojo, las pequeñas pecas que pasaban como un largo y abundante rio de estrellas pasando por sus tiernas mejillas y su tierna nariz, sus preciosos lunares que eran el blanco de sus besos. Era tan hermoso y completamente suyo, hasta las marcas más claras y las más oscuras por heridas tratadas o no, las cicatrices imposibles de sanar y su mente completamente suya.
Todo en el contrario era suyo y eso era maravilloso.
Se giró para seguir admirando el nocturno paisaje, pero un ruido muy suave de la parte superior de la cabaña le sobresaltó, miró la hora en un reloj grande de pared y se reprendió por dejar pasar el tiempo de esa manera. No lo culpen, estaba disfrutando los pocos momentos donde puede estar tranquilo con su esposo, pero claro, eso no era una excusa para descuidar a su pequeño.
Suspiró con resignación a tener que mover al castaño y por ende despertarlo, como pudo se movió para tener mayor acceso y pasar sus brazos por debajo de las rodillas y con la otra rodear su espalda y mantenerlo firme contra su pecho, fácilmente podría aparecer en su habitación en un segundo, pero por algún motivo quería hacer esto de esa forma.
Se dirigió a las escaleras y con cuidado las subió mientras iba susurrando una lenta y suave melodía para mantener a su castaño adormilado a pesar de los movimientos. Cruzó todo el pasillo hasta la habitación de ambos y lo acostó suavemente en la cama, iba a cambiar su ropa y arroparlo, pero un suave llanto le hizo dejar a su esposo con una gran y felpuda almohada para que lo reemplazara un momento.
Le dejó un pequeño beso en la cabeza y salió a paso rápido a la habitación de su hijo, podía escuchar unos ahogados sollozos que por irónico que suene, le dañaba en lo profundo en el alma y le apretaba el corazón de una forma tan dolorosa que tenía ganas de arrancárselo. Pocas veces había sentido esa necesidad y era simplemente horrible, lo asfixiaba y aterraba, que hilarante eso.
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Spieluhr - TaeKook
FanfictionSpieluhr: Caja musical que contiene en su interior un mecanismo, accionado por una cuerda de reloj, que hace sonar una melodía cuando se le abre la tapa. Hay cosas que es mejor dejar enterradas en el pasado, pensamientos, vivencias, objetos, trauma...