Era la guerra.

1.9K 185 38
                                    

Daemon sostenía a la pequeña recién nacida en sus brazos, el rostro muy parecido al de su madre, que al mismo tiempo tenía un gran parecido a Aemma. Rhaenyra llevaba al menos medio día dormida y él mismo se había hecho a la tarea de cuidar a sus hijos aquella noche.

—Tu madre ha sido fuerte, mi querida hija —dijo Daemon, mirando los ojos de la pequeña—. Tu madre es una verdadera guerrera.

—Daemon —se acercó Rodrik cautelosamente.

Alzó la vista, vio que el hombre tenía en la mano un mensaje traído por un cuervo, la sonrisa que Daemon tenía en el rostro se desvaneció y supo que algo malo estaba sucediendo.

—¿Qué sucede?

—El rey, mi príncipe.

—Murió —susurró Daemon.

Rodrik asintió con pesar. Miró a Rhaenyra, ella dormía.

—Tienen que regresar a la Fortaleza.

—Yo me encargo —dijo—. No le digan todavía.

—Milord, pero...

—Acaba de dar a luz, Rodrik —gruñó Daemon—. Al menos dejémosla dormir un poco más.



***

Cuando Rhaenyra abrió los ojos, Daemon se aferraba al pequeño cuerpo que movía las piernas regordetas de un lado a otro, él sonreía, pero había algo extraño en su expresión:

—¿Está bien? — preguntó ella.

—Inquieta como su madre —respondió con una sonrisa triste en su rostro.

—¿Tú estás bien? —volvió a preguntar porque estaba segura de que algo estaba sucediendo.

—Viserys, amor mío.

Rhaenyra enmudeció, Daemon contenía las lágrimas.

—Pero...

—Iremos a King's Landing.

—Daemon, mi padre...

Con la pequeña Visenya en brazos, se acercó a Rhaenyra y besó su frente mientras la arropaba con su cuerpo. Ahí, Daemon con su hija y su esposa en brazos, sabía que había llegado el momento de volver a la batalla después de tantos años. Aunque Rhaenyra aún no se había dado cuenta que una multitud esperaba por ella en el salón para reafirmar su lealtad a la nueva reina de los siete reinos, mientras todo eso sucedía al otro lado de la puerta, dejó que llorara la partida de su padre.



***

Cuando Rhaenyra y Daemon llegaron a la capital, sucedió lo que muchos temían que sucediera: que el mayor de sus hermanos varones reclamara el trono mientras ella se encontraba lejos.

Así sucedió, ocurrían una serie de injusticias para con la sucesión del trono, y a pesar de haber sentido un gran amor por su padre, estaba segura de una cosa: No anhelaba la guerra, Daemon había enloquecido al enterarse de la usurpación del trono y reclamó justicia ante los lores.

Hasta que llegó a su habitación y observó como Aegon y Visenya escuchaban atentamente a su madre contar aquella tan repetida historia de Aegon el conquistador. Puede que la pequeña de pocos meses no entendiera sobre historia o siquiera sobre lenguaje, pero la seguridad que le causaba la cercanía de su madre, eran suficientes para que ese pequeño par de ojos tuviera toda la atención puesta en Rhaenyra, hasta que apareció Daemon y alzó los brazos, reclamando el cobijo de su padre, quien se encontraba más feliz que nunca con la pequeña niña que había engendrado con la mujer que siempre ha amado.

Daemon no deseaba el trono más que a sus hijos y deseaba verlos crecer.

Rhaenyra se movió para hacer un espacio para Daemon a su lado. Tomó su mano y se mantuvieron en silencio, mirando a sus hijos hasta que fue el mismo príncipe canalla quien rompió aquel momento:

—Regresemos con los Arryn.

—Daemon...

—Yo deseaba el trono, Rhaenyra. Pero no más de lo que te deseo a ti, deseo ver crecer a nuestros hijos.

Rhaenyra quería cumplir la promesa de su padre, eso pensaba mientras el barco estaba siendo atado a las orillas de Nido de Águilas, ocho meses después, una de sus doncellas se habría dado cuenta que la princesa había carecido de sangrado desde hacía dos meses atrás.

El tercero de la verdadera dinastía Targaryen venía en camino.

Y es que en más de una ocasión, Daemon había tomado a Rhaenyra a la mitad de la noche, mientras las tormentas azotaban el mar, hacía ruido y les era difícil escuchar lo que sucedía en la habitación de al lado.

Nido de Águilas ofrecía ese refugio y hogar en donde habían encontrado paz, paz que ni siquiera en Dragonstone habían podido encontrar.

Encontraron que Rodrik Arryn había enfermado de gravedad, la última vez que hablaron con él, cedió sus tierras, su flota, sus guerreros y sus bienes, no a su nieta, como se esperaría, sino a su bisnieto, Aegon.

Si no era el heredero al trono, sería lord de todo El Valle de Arryn, y ninguno se atrevería a enfrentar a uno de los mejores ejércitos de Poniente.

El Valle pasaría a manos de la dinastía Targaryen también, Rodrik Arryn jamás estuvo más tranquilo en su vida.

La verdadera guerra comenzó cuando los fanáticos y devotos a Rhaenyra se enteraron que se establecería en Nido de Águilas como residencia oficial, el primer barco llegó diez días después de que Daemon y Rhaenyra se convirtieron en regentes de El Valle hasta que su hijo cumpliera la mayoría de edad.

Dos barcos más llegaron tres semanas después, el capitán avisó entonces que no serían los únicos, y que los fieles de Poniente llegaron a Nido de Águilas, no con las manos vacías pero sí con la intención de establecerse en aquella tierra fértil y acompañar a Rhaenyra en aquel "reinado de paz", como ya le llamaban a la tranquila vida que llevaban.

Fue entonces que Aegon Targaryen II, llamó a su propia hermana traidora de la corona y declaró abiertamente la guerra al Valle, ya que no solo su población sino también su ejército, estaban dispuestos a portar el estandarte Arryn que se había fusionado entonces con el dragón tricéfalo, no de la casa Targaryen, sino el de la sangre pura valyria perteneciente a Rhaenyra y Daemon.

Alguno de los lores desenvainó su espada y se inclinó ante el par que miraban desde lo alto a la multitud.

Otros más lo siguieron, para que al final, Daemon miró con firmeza a Rhaenyra, ella asintió, él desenvainó su espada y Rhaenyra aquella daga que su esposo le había regalado en símbolo de paz y devoción.

Era la guerra que ellos no querían pero tenían que enfrentar.

Aegon el impuro, contra la sangre espesa Valyria, la verdadera heredera y aquella que realmente conocía lo que se avecinaba con aquella premonición que alguna vez tuvo Aegon el conquistador.












Nota importante:

Esta historia esta pausada indefinidamente.

🎉 Has terminado de leer HOUSE OF THE DRAGON|| RHAENYRA & DAEMON || REGRESA 🎉
HOUSE OF THE DRAGON|| RHAENYRA & DAEMON || REGRESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora