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Nunew no tenía ataques muy a menudo, pero cada vez que los tenían sus padres no podían calmarlo y era por eso que se les hacía muy fácil darle anestésicos, pero ahora no quería tomarlos.

Ahora solo había alguien que podía calmarlo.

-¿Diga? -preguntó una voz al otro lado de la linea.

- ¿Sook?

-Hola Natawin, ¿pasa algo? - su voz reflejaba preocupación.

-Sí, ¿podrías venir y traer a Nunew?

- Claro, en 5 minutos estoy ahí.

- Gracias.

Natawin, la madre de Nunew subió las escaleras hacía el cuarto de su hijo, toco la puerta y solo se oían sollozos y gritos. Era mejor esperar a que llegara Sook y su hijo.

El timbre había sonado, al fin habían llegado.

Natawin abrió la puerta y se encontró con Sook cargando a un Nunew dormido.

—Hola sook, por favor pasa.

—Gracias, Zee se ha quedado dormido.

—No hay problema.

Zee de pronto comenzó a despertar y la madre de Nunew le comento todo lo sucedido y espero a que pudiera ayudar.

—No se preocupe mamá de Nu— dijo inflando el pecho.— Yo la ayudaré.

Sin más subió corriendo hacia las escaleras en busca de Nunew.

—¿Crees que ayude?— preguntó Sook aún preocupada.

—Claro que sí— la tranquilizo con una sonrisa.

—Vamos, te invito una taza de té.

Se levantó y seguida fue Sook acompañándola
hacia la cocina.

—¿Nu?— preguntó Zee asomando su cabeza por la puerta.

Nunew estaba sentado sollozando en la esquina de su cuarto con un teclado domestico entre su regazo. Sus dedos pasaban por las teclas creando un sonido acogedor Zee se quedó maravillado, no sabía que el peli-negro tenia talento para el piano, pero sabía que Nunew no era un simple niño con trastorno autista.

Las teclas ya no sonaron más, el peli-negro alzo los ojos y se encontró con su manta reconfortante, el sol de sus días grises, su manantial en el desierto, su rayo de luz en la tormenta.

—Zee— susurró sorbiendo sus mocos.

Cualquiera diría que parecía un pordiosero con toda su cara cubierta de lágrimas secas, sus mejillas con rastros de la sustancia pegajosa y viscosa producto de su llanto, que al limpiarlas solo las embarro más y ahora estaban secas. Sí, definitivamente parecía un pordiosero, pero eso no le importo a Zee por que fue corriendo hacia él.

—Nu, ¿qué te ha pasado?— preguntó cariñosamente acurrucándolo en su regazo.

Nunew solo negó.

—Te gusta tocar el piano— no era pregunta.
Resultaba demasiado obvio por el modo en el que lo tocaba.

—Yo...estaba asustado—admitió.— Pensé que no vendrías —dijo con un hilo de voz.

—¿Cómo sabías que vendría?— preguntó confundido.

Pero el solo se encogió de hombros.

—El piano.

—¿Qué tiene?

—Me calma— hizo una pausa y añadió— como tu sonrisa.

Zee se comportaba como todo un adulto debido a las novelas dramáticas que miraba a escondidas cuando su madre las ponía.

Pero el tener 8 años no impedía el hecho de que ambos se necesitaran más que el aire para respirar. Ambos se habían hecho dependientes uno del otro.

Esa noche Zee se quedó de pijamada en la casa de la señora Natawin, era gracioso ver a un Nunew posesivo, cuando su madre le había dicho que el castaño se tenía que ir él solo le decía que solo lo decía porque se lo quería robar.

Así que por la salud de Nunew -y sus berrinches-, Zee que quedó a dormir junto a él para después ser reclamada como su primera noche juntos.

Gummy smile • ZeeNunewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora