Capítulo 2.

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Lali.

No dejo de pensar como hacer para evitar acudir a la estúpida fiesta de mañana, pero no se me ocurre nada. Eugenia no ha dejado de verme con esa sonrisa burlona al saber que está vez no voy a poder pasar de largo como lo he hecho anteriormente. Bueno, no me queda de otra que acudir aunque sea un rato para que me vean los demás y después escaparme para volver a mi casa a esperar que pase está época que nada positivo trae.

Sigo atendiendo a mis clientes algunos por teléfono otros personalmente.

— Buenas tardes señorita.

Levanto mi mirada de mi computadora y veo a una anciana que me mira con una sonrisa.

— Buenos tardes señora. Tome asiento por favor, Dígame. ¿En qué puedo ayudarla?

— Quisiera viajar mañana a primera hora, a Canadá. — dice mientras toma asiento.

Asiento mientras empiezo a teclear cuáles son los vuelos.

— Mañana tenemos el último vuelvo que sale a las nueve de la mañana.

— Lo quiero. Quiero estar con mis hijos y nietos mañanas.

— Okay.

Empiezo a llenar el formulario con los datos de ella para comprar el boleto cuando termino, ella hace la misma pregunta que algunos clientes siempre hacen.

— Listo. Señora Esperanza ya está todo y mañana puede viajar sin ningún problema.

— Gracias señorita. ¿Usted con quién pasará mañana?

— No me gusta celebrar esta época y bueno mañana tendré que venir a la fiesta de la empresa. Solo que no me gusta la idea.

— Pero esta época es algo muy lindo. — ella habla igual que Euge.

— Para otros pero, para mí no me ha traído nada positivo.

— Le aseguro que esta navidad será diferente. — la miro sin entender. — todo lo que piensa sobre esta época va cambiar se lo aseguro. — la veo sacar algo de su bolso y después me extiende un ramita. — este es un pequeño pedazo de muérdago. — Me lo da y lo veo sin entender.  — alguien tendrá el otro pedazo que va con el y esa persona será su amor verdadero.

— Señora no quiero esto, gracias pero no creo en estás tonterías.

— No lo es, le aseguro que cambiará su opinión y está Navidad, no solo le va traer a su vida el amor, si no que curará todas las heridas que haya sufrido. Muchas gracias por todo y como no nos veremos nuevamente, feliz navidad.

Ella se va dejándome extrañada. Miro la ridícula rama y niego ante tal tontería, como no estoy para esto, tiro a cubo de basura porque no voy andar con esa cosa horrible. Sigo mi trabajo y ya olvidando por completo las tontas palabras de esa señora.

— ¿No vamos a comer? — pregunta Euge.

— Deja paso primero por el tocador y después nos vamos.

Ella asiente y me pongo de pie mientras voy al baño. Cuando vuelvo salimos con Eugenia a la cafetería de siempre en la cual vamos. Por primera vez Eugenia no está hostigando con lo de la navidad y todo eso, por primera vez puedo comer tranquilamente .

Peter.

Termino de trabajar y como tampoco soy tan cruel con las personas, les permito que se vayan a su casa y regresarán hasta el veintiséis. Estoy por irme a mi casa cuando veo a una señora hablando con el guardia de seguridad, ella se ve preocupada, así que me acerco para saber que está pasando.

Un amor en navidad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora