Lali.
No dejo de pensar como hacer para evitar acudir a la estúpida fiesta de mañana, pero no se me ocurre nada. Eugenia no ha dejado de verme con esa sonrisa burlona al saber que está vez no voy a poder pasar de largo como lo he hecho anteriormente. Bueno, no me queda de otra que acudir aunque sea un rato para que me vean los demás y después escaparme para volver a mi casa a esperar que pase está época que nada positivo trae.
Sigo atendiendo a mis clientes algunos por teléfono otros personalmente.
— Buenas tardes señorita.
Levanto mi mirada de mi computadora y veo a una anciana que me mira con una sonrisa.
— Buenos tardes señora. Tome asiento por favor, Dígame. ¿En qué puedo ayudarla?
— Quisiera viajar mañana a primera hora, a Canadá. — dice mientras toma asiento.
Asiento mientras empiezo a teclear cuáles son los vuelos.
— Mañana tenemos el último vuelvo que sale a las nueve de la mañana.
— Lo quiero. Quiero estar con mis hijos y nietos mañanas.
— Okay.
Empiezo a llenar el formulario con los datos de ella para comprar el boleto cuando termino, ella hace la misma pregunta que algunos clientes siempre hacen.
— Listo. Señora Esperanza ya está todo y mañana puede viajar sin ningún problema.
— Gracias señorita. ¿Usted con quién pasará mañana?
— No me gusta celebrar esta época y bueno mañana tendré que venir a la fiesta de la empresa. Solo que no me gusta la idea.
— Pero esta época es algo muy lindo. — ella habla igual que Euge.
— Para otros pero, para mí no me ha traído nada positivo.
— Le aseguro que esta navidad será diferente. — la miro sin entender. — todo lo que piensa sobre esta época va cambiar se lo aseguro. — la veo sacar algo de su bolso y después me extiende un ramita. — este es un pequeño pedazo de muérdago. — Me lo da y lo veo sin entender. — alguien tendrá el otro pedazo que va con el y esa persona será su amor verdadero.
— Señora no quiero esto, gracias pero no creo en estás tonterías.
— No lo es, le aseguro que cambiará su opinión y está Navidad, no solo le va traer a su vida el amor, si no que curará todas las heridas que haya sufrido. Muchas gracias por todo y como no nos veremos nuevamente, feliz navidad.
Ella se va dejándome extrañada. Miro la ridícula rama y niego ante tal tontería, como no estoy para esto, tiro a cubo de basura porque no voy andar con esa cosa horrible. Sigo mi trabajo y ya olvidando por completo las tontas palabras de esa señora.
— ¿No vamos a comer? — pregunta Euge.
— Deja paso primero por el tocador y después nos vamos.
Ella asiente y me pongo de pie mientras voy al baño. Cuando vuelvo salimos con Eugenia a la cafetería de siempre en la cual vamos. Por primera vez Eugenia no está hostigando con lo de la navidad y todo eso, por primera vez puedo comer tranquilamente .
Peter.
Termino de trabajar y como tampoco soy tan cruel con las personas, les permito que se vayan a su casa y regresarán hasta el veintiséis. Estoy por irme a mi casa cuando veo a una señora hablando con el guardia de seguridad, ella se ve preocupada, así que me acerco para saber que está pasando.