—¿Segura que quieres probar?
—Sí, no me importa.
Son cosas que diría en su momento y definirían mi futuro, mis padres siempre decían algo curioso.
—No tomes drogas, hija, son malas —nunca me dijeron por qué eran malas, solo me asustaban con la típica historia de que si fumaba mi vida se iba a ir por la colina sin ningún tipo de protección, pero yo buscaba y salía que era algo hasta medicinal, ¿Cómo algo medicinal te iba a hacer daño? Pensaba mi inocente mente juvenil, también pensaba que las princesas existían y que la vida era color de rosa como se pintan en las películas, todo es una puta mentira, gracias a mi misma familia lo sé.
—Eres una perra, sabes, te debería golpear más duro.
—No, por favor, no enfrente de la niña.
—No es mi problema —son las palabras que decía mi padre, la misma persona que decía que tomar drogas era malo y que hacerlo me iba a llevar a ser mala persona y todo eso, ¿Curioso no? La misma persona que quiere que sea una buena persona le estaba pegando una paliza a mi madre.
—Disculpa que te interrumpa, ¿Pero cómo te sientes con todo eso?
—No te preocupes, ando pagando terapia para que me interrumpan y así no llorar. Es un sentimiento algo difícil, ya que todo eso fue cuando tenía 14 años, en ese momento me invitaban a fiestas y había un chico que pensé que le gustaba.
—¿Te interesaría hablar de todo eso?
—Si claro.
Cuando tenía 14 años veía como mi padre le daba palizas a mi madre, justo estaba entrando a bachillerato y había un chico de último año, las primeras veces solamente me miraba y sonreía, ya después fue avanzando a saludos y a abrazos, posteriormente fueron besos y ya más tarde en los baños de nuestro colegio me quería meter la mano debajo de la falda, yo no me dejaba y me trataba muy mal, me hacía sentir como si yo fuera la que hizo mal al no dejarme, lo veía con otras chicas y me lastimaba, tenía 14 años, casi 15 y en mi estúpido corazón de adolescente lo amaba y pensaba que hacía eso por mi culpa, por ese tiempo fue que empecé a cortarme de vez en cuando, me sentía mal conmigo misma y no podía verme al espejo sin vomitar. Tiempo después le rogaría cómo una imbécil que me perdonará, él me dijo.
—Te perdono únicamente si me dejas hacer lo que no pude hacer la última vez.
Ya puedes adivinar lo que hice, me llevaría al baño y me empezaría a besar, yo no sentía nada, quería llorar, pero a la vez quería que lo hiciera y que así pudiera perdonarme, metería su mano en mi pantalón y con su mano empezaría a mover en círculos, después de 5 minutos saldría del baño y me dejaría ahí, esperé a que se fuera y me senté en el retrete y empecé a llorar como si fuera a crear el diluvio de la biblia, me sentía asquerosa conmigo misma, todas las 4 paredes del baño donde estaba encerrada se volverían más oscuras de lo normal, después de eso vomitaría ahí mismo y saldría con el maquillaje corrido por culpa de las lágrimas y eso no fue lo peor.
—¿Sí, viste que Camilo tuvo sexo con Isabel en los baños?
—Mucha perra.
—Camilo tuvo sexo con Isabel.
—Claro, Camilo es mi amigo, ya me había dicho.
—Camilo, cuenta cómo fue.
—Pues ella me pedía que lo hiciera, me besaba y una cosa llevo a la otra y…
—Malparido, no perdonas ni una.
—Ella me lo pedía, yo acepté.
Él había difundido el rumor de que habíamos tenido sexo en los baños y que yo era quien se lo pedía, todas las chicas me llamaban de formas horribles y otra vez empezaba a autolesionarme, cuando entraba a los baños solo me decían.
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Réquiem
Romance¿Por qué yo y no alguien más? ¿Cuál es el famoso significado de la vida? Son preguntas que me hacía mirando al inmenso vacío del cielo con sus estrellas que se van perdiendo poco a poco en su misión de iluminar la oscuridad, mi vida es como una estr...