🏔️ ˚༘′·!°· Глава девятая

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"Acceso libre las 24hs"

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"Acceso libre las 24hs"

Jimin apostaba que quien hubiera hecho aquellas tarjetas electrónicas no había pensado que en verdad él usaría la pista a las tres de la madrugada.

Pero así era. Afortunadamente, aquel lugar había sido pensado para el entrenamiento de los patinadores en temporadas de competición, donde las horas diurnas se hacían pocas cuando más de cincuenta personas debían practicar sus programas sobre el hielo y compartir la pista al mismo tiempo habría sido un caos. Jimin aún conservaba la exclusiva tarjeta desde los mundiales, y al parecer seguía funcionando de maravillas.

El acceso a aquellas horas estaba restringido a cualquiera que no fuera un afortunado poseedor de aquel permiso. La pista permanecía siempre iluminada y bien dispuesta, aunque había un detalle difícil de pasar por alto: sin personal que lo asistiera carecía de música, elemental para ensayar su rutina.

"No, no es indispensable" se dijo, encogiéndose de hombros. Ya era una bendición poder practicar sin que nadie lo molestara, aunque todo se sintiera un poco tétrico con las tribunas en total oscuridad y ni un alma merodeando en todo el predio. Quién necesitaba la música después de todo. Él la tenía perfectamente grabada en su memoria, no necesitaba escucharla con sus oídos si podía oírla con su mente.

Ya con los patines puestos se deslizó hasta el centro mismo de la pista y cerró los ojos, concentrándose en quebrar aquel silencio. El solo de violín lo envolvió como si el instrumento se estuviera desangrando a su lado. Movió sus brazos en un gesto elegante y comenzó a deslizarse al compás de ese lamento agónico que lo obligaba a ser lánguido y etéreo como solía ser Yoongi en sus presentaciones. Sí, aquellos movimientos suaves hubieran quedado mejor con la gracia natural de su niño de ojos marrones, pero había practicado tantas veces aquel programa que se atrevía a decir que lo hacía con la misma naturalidad, si no mejor.

Tomó velocidad avanzando de espaldas e hizo su primer triple. Oh, sí... buena altura, aterrizaje perfecto... La libertad ya empezaba a fluir por sus venas. El violín comenzaba a tomar fuerza. Parecía seguirle los pasos a él y no al revés. Sí, él obligaba a la música a acelerarse.

sangre sobre hielo ꐎꐎ࣪  jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora