8. Nombre

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Las cosas ya no eran las mismas en el departamento 213, aquel departamento donde se podían escuchar risas risueñas y pequeñas discusiones de vez en cuando se había convertido en un agujero silencioso dónde solo se podía escuchar una risa extraña de vez en cuando.

Ahí se encontraba José, tomó su mochila de la universidad para aventar todo lo que había dentro de esta vaciandola por completo. Empezó a introducir todo lo que había comprado para ese día, al terminar cerró la mochila y procedió a disfrutar de su quinto cigarrillo del día.

Sentir el humo impregnar sus pulmones era una sensación sumamente placentera, pero nada superaba el ya débil aroma de la chaqueta de Panchito. Miraba ese pedazo de tela con deseo e impotencia, lo tomó con rapidez como si alguien pudiera arrancarsela de sus manos para proceder a olfatearla por un largo periodo de tiempo.

- Ah... - Oler la prenda de su "mejor" amigo hacía que su espalda se erizara. Procedió a ponerse la chaqueta de su amigo, tomó la mochila junto con sus llaves para así salir de una vez por todas de ese lugar.

- ¡Ey tu! - Una espantosa voz hizo que los oídos de José chillaran, decidió continuar en lo suyo, cosa que le fue imposible.

- ¡Tu, el verde! ¡Te estoy hablando a ti! -

José bastante molesto volteó a ver quién era el ser que podría tan horrible voz.

- ¿Tu eres...? - Dijo el papagayo mientras sostenía su cigarrillo entre sus dedos, al parecer su tono desinteresado hizo molestar aún más al contrario.

- ¡No te hagas el tonto! ¡Ya te he dicho varias veces que dejes de fumar en el pasillo, dejas apestando el lugar y eso me molesta mucho! - Dijo el pato blanco bastante furioso, los movimientos que hacía con sus brazos provocaban que el cabello que cubría su frente se moviera lo suficiente para poder dejar a la vista su ojos derecho.

Una mueca de burla se formaba en el rostro del papagayo, tomó su cigarrillo para disfrutar un poco más por última vez.

- Oh si, Daniel, amigo, se me olvidaba. Una disculpa, prometo que se volverá a repetir. ¿Porque no vuelves por el hoyo que saliste y continuas haciendo esa horrenda música tuya, eh? - Dejó caer su cigarrillo al suelo, lo pisó y con una pequeña patada logró lanzarlo cercas de las patas del pato. Sin decir ni una sola palabra procedió a irse del lugar.

- ¡Donald! ¡Mi nombre es Donald! ¡Agh! Era más fácil hablar con el gallo...- Dijo el pato mientras entraba a su departamento cerrando la puerta con fuerza para seguir tocando su guitarra.

Al salir del edificio tomó una pequeña bocanada de aire, miró su muñeca para verificar la hora, eran las seis en punto.

- Aqui voy Panchie, espero y estés listo para mí pequeña visita... - Susurró con una pequeña sonrisa para así empezar a caminar a la casa de su ex novia.

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- ¡Oh! Nunca había estado dentro de un auto tan grande, incrível! - Dijo Rosinha mientras se ponía el cinturón. Chuy sonrió para así darle una señal a Xandra para que empezará a conducir.

- Me alegro que te guste linda. - Chuy decidió sentarse frente a ambos para poder seguir hablando sobre lo que se haría en unos días. Por mientras este observaba como la cotorrita jugaba con sus manos.

- Gracias por el raite Chuy, prometo pagartelo de una forma. - Dijo Panchito mientras se estiraba un poco, aún tenía el cuerpo adolorido.

- Por cierto, ¿que era de lo que hablarían? No quiero interrumpir sus cosas chicos. - Dijo la cotorrita mientras miraba a ambos gallos, la cara de Panchito se retorció mientras que una enorme sonrisa se formó en el pico del albino.

Esclavo   ̶L̶u̶j̶u̶r̶i̶o̶s̶o̶ ̶ ̶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora