Capítulo 2: Cayendo.

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Cale Henituse siempre vivió escondiendo su secreto, tal como su madre le había enseñado. Sin embargo, después de años de soledad en la Finca, alguien encontró su lugar especial.

El pequeño lago fue construido por su padre a petición de su madre, era algo pequeño y no demasiado grande, pero aun así fue perfecto para que su forma real pudiera nadar un poco.

Desde la muerte de su madre, la vida comenzó a volverse monótona, aburrida, sin nada que iluminara sus días y sin una risa constante resonando cerca de él.

Ron y Beacrox lo ayudaron a esconder su secreto una vez que su madre se fue. Pero Cale se aburría, de la finca iba al bar y del bar regresaba a la finca. Cuando tenía suerte y todos estaban ocupados podía venir al lago a jugar un poco.

Hoy fue un día de esos. Era el cumpleaños de Basen, y aunque a Cale le hubiese gustado compartir el momento, su mente sólo vio la oportunidad de ir al pequeño lago. Después de todo, las personas estaban muy ocupadas actualmente, era el momento perfecto. Por eso se acercó a Ron y le preguntó si podía ir a jugar: el mayordomo dijo que sí y que llegaría pronto.

Así que Cale se fue, sigilosamente salió por una de las puertas laterales y caminó por los desolados pasillos hasta llegar al jardín en donde estaba su lugar especial.

Cale miró su ropa, era algo que Lady Violan había enviado para él y no quería arruinar el fino traje, así que se lo quitó, dejándolo a un lado antes de saltar al agua. Estaba fría por la hora, pero sintió cuando sus piernas cambiaron y una cola con escamas rojas tomó lugar detrás de él.

Su madre le dijo que, a pesar de su estatus de sirenas, era peligroso revelar el secreto. Después de todo, las sirenas eran conocidas por su arrogancia y su veneno. Incluso si ellos fueran descendientes de la línea principal, no podía confiar el secreto.

Cale siempre tuvo esto en mente, cuando casi le dijo a Erik que sus escamas estaban picando, o cuando casi le dijo Lily que la sirena del cuento de hadas no se parecía en nada a las de la realidad, Cale había recordado las palabras de su madre.

Pero cuando se enfrentó al Príncipe Heredero sintió el familiar aroma de la sangre mestiza. Él, después de todo, era un mestizo de una sirena con un humano. El Príncipe Heredero olía como él, aunque ligeramente diferente debido a su raza.

Cuando Cale miró al príncipe, pensó que sería un buen compañero. Debajo de la fachada amable y perfecta del otro, podía ver el hambre de poder, la manipulación y las tramas. No tenía ninguna queja sobre este hombre después de algunas miradas. Fue por eso que decidió arriesgarse.

Cale mostró su cola de tritón y esperó la reacción. Si el otro respondía favorablemente, podría engatusarlo para que se lo lleve con él de este lugar desolado, si no, Ron todavía podía matarlo de un golpe.

El Príncipe Heredero desactivó un dispositivo, y las fosas nasales de Cale percibieron el delicioso aroma de la sangre proveniente de una raza superior. No era ningún tipo de persona bestia como había pensado inicialmente, era mejor que eso, un Elfo Oscuro.

Un cuarto de Elfo Oscuro.

Cale definitivamente se iría con él. Quería probar un poco la libertad, ir a otros lugares que no fueran las calles del Condado y en donde nadie tenga ni idea de quién es él solo con verlo. Quería ser libre.

"Joven Maestro, ¿puedo ver de más cerca?"

Cale levantó una ceja, ya estaba en el borde de la plataforma con su cola mostrándose detrás de él, ¿cuánto más quería ver el otro?

"Acércate, su Alteza".

El Príncipe Heredero se arrodilló en el borde de la plataforma, inclinándose cada vez más cerca de Cale... Entonces Ron lo pateó.

Antes de darme cuenta, había caído bajo los encantos del Tritón || TCFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora