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Los desayunos con su omega se han convertido en un nuevo ritual, una agradable costumbre, a la que Satoru se ha adaptado con mucha facilidad.

Él siempre lleva todos los insumos en las noches, para despedirse correctamente del rubio; y luego llega temprano en la mañana, con los niños cambiados, luciendo una sonrisa amplia. Se sienta en la cocina, mirando al omega, mientras ayuda a ordenar y sacar los cereales.

Está muy feliz, porque así es como decidieron empezar. Los desayunos juntos. Empezar el día de esta manera será solo la primera antesala, aunque aún no pueden almorzar juntos como rutina debido a los horarios, las cenas juntos también se están empezando a implementar poco a poco, cada vez que Satoru no está de misión y Nanami está en casa, salen a cenar o el alfa lleva la cena.

Sukuna a menudo se niega a cenar con ellos, coge una fruta o lo que sea que pueda acaparar antes de correr a su habitación y encerrarse hasta que Nanami llega hasta él, más tarde, pidiéndole que coma algo más que solo una fruta o una galleta.

Si fuera por Satoru, lo dejaría morirse de hambre todo lo que le dure el berrinche, a ver si aguanta más de dos días.

Satoru se fue a los servicios higiénicos para arreglarse el cabello blanco y desordenado. Se mira al espejo y luego saca de su bolsillo un pequeño perfume de muestra que siempre lleva a todos lados de costumbre. Quiere lucir y oler bien para el omega, todo el tiempo posible. Quizás tengan un poco de sexo más tarde o en la noche. O quizás no.

Le encanta tener relaciones sexuales con Nanami. Es delicioso, hermoso, mágico y tan placentero. A menudo su alfa interno siempre lo está empujando a obtener más del omega, a capturarlo vilmente.

Pero Satoru sabe bien que una relación no es solo sobre sexo, y no es como si tuvieran sexo todos los días, a menudo se acurrucan juntos, respirándose mutuamente. Cuando duermen así, con el aroma del otro, Satoru descubre que le cuesta mucho menos caer dormido, y le cuesta una odisea despertarse y asumir la responsabilidad de un nuevo día donde tiene que dejar de recibir del aroma de Nanami por más de un minuto.

Si antes le costaba dejarlo ir luego del sexo, porque no eran pareja...

Ahora le cuesta el doble dejarlo ir, con o sin sexo porque, en efecto, ahora por fin son pareja y el tiempo le parece muy corto al lado del omega.

Sin embargo, ha aprendido a valorar y a disfrutar al máximo todo el tiempo que pueda estar cerca de su amado. Luego de la boda seguramente podrán pasar más tiempo juntos, porque vivirán juntos intermitentemente.

Cuando Satoru regresa, los niños ya se están despidiendo los unos a otros, mientras que Sukuna lo mira con los ojos entrecerrados por unos momentos. Gojo le sonríe a modo de saludo, y el mocoso le sonríe de lado en respuesta, burlesco y escalofriante. Sinceramente debería preocuparse, algo le dice, porque el mocoso parece reírse de algo de lo que Satoru aún no se entera.

Sin embargo, no sucede nada extraño incluso luego de que el niño del mal sale de la casa.

—Termina tus waffles, Satoru. —Nanami le dice, colocando la botella de fudge en la mesa—. Tenemos que estar en la reunión en media hora.

Ah, sí, obvio.

A Satoru le gusta mucho cuando hay reuniones generales en la mañana. Así, puede lucirse llegando del brazo con su omega, mientras todos los demás le observan ser el ganador.

Oh, sí, eso infla su ego. Pero no puede decirle que no a un poco más de autoestima. ¿No es así?

—¿No vas a comer más que solo pan con jamón? —Satoru pregunta, sonriendo luego de ver que el omega prueba su café cuando ya casi se ha acabado su sándwich.

Troublemaker Son / Fic # 7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora