Satoru había reservado esta velada romántica con un poco más de un mes de anticipación.
Todo había calzado de acuerdo al plan. Nanami se vistió elegantemente para la ocasión y ambos salieron juntos hacia su destino.
El alfa de cabellos blancos se paró al lado del omega rubio, alzando el pecho orgulloso mientras lo llevaba del brazo, luciendo su precioso trofeo ganado con justicia. Ok, decir que Nanami era un trofeo ganado no sonaba tan bien y probablemente Nanami no estaría feliz con el apelativo, pero así era como el mundo de los alfas leía la señal. Era una cosa de alfas.
Y decir que Satoru se sentía orgulloso era decir poco. Las miradas indiscretas de los otros alfas en el lugar lo llenaban de ímpetu y superioridad. Era Satoru el gran alfa que había ganado un omega tan atractivo y elegante. Porque un omega como Nanami no se veía todos los días, así que todos querían saber quién era el gran galán con la destreza necesaria para conseguir un omega de ese calibre.
Sí, todo era sobre su ego. Siempre era sobre el ego de los alfas. Qué puede hacer, está en su naturaleza. Es una satisfacción presumida que no puede dejar de gozar.
La comida era excelente. Totalmente excelente. La sazón de la casa estaba a la altura del precio.
Gojo estaba feliz, muy feliz de poder galantear y recomendar bocaditos finos al omega. Se sintió satisfecho cuando Nanami halagó su elección de entradas y no pudo evitar pavonearse en silencio, sintiéndose escuchado y entendido como el alfa proveedor. Su instinto totalmente a gusto complaciendo a un omega tan difícil de complacer como lo es Nanami.
Todo era perfecto. La dinámica de cortejo estaba floreciendo entre ambos de forma natural y satisfactoria.
Pero, sin embargo...
—¿Yuuji? —Kento llama, parpadeando con sorpresa varias veces.
Satoru ni siquiera termina de asimilar lo que está pasando cuando aparece el otro mocoso corriendo en su dirección.
Las personas de seguridad detrás del alfa más joven, mientras que Yuuji se abraza a la silla de Nanami, por instinto.
—¿Qué hacen aquí? —Nanami pregunta, y mira a Satoru, pidiendo en silencio que los de seguridad suelten al alfita del mal.
El albino, a regañadientes, rueda los ojos y suelta un chasquido de dientes antes de pedir al señor de seguridad que suelte al niño.
—Señor, estos niños treparon por los jardines, si desea...
—No, no, está bien... —El albino suspira—. Son nuestros niños, descuide.
Satoru no disimula su disgusto frente a los niños, en especial cuando el mocoso de Sukuna se sienta al lado de Nanami.
—Sukuna dijo que Gojo-san nos iba a traer a cenar. —Yuuji empieza, entusiasmado al ver la comida sobre la mesa—. Pero que ustedes se adelantaron.
Yuuji los mira con tanta inocencia que Satoru no puede evitar culpar de todo al mocoso de Sukuna. Todo esto es su maldita culpa.
—Oh... ¿Y cómo sabían dónde estaríamos? —Gojo pregunta, porque definitivamente quiere saber.
—La invitación que le diste a Nanami-san. —Yuuji saca el papel dorado de su bolsillo—. Sukuna lo tenía.
—¿Rebuscaste entre mis cosas? —Kento mira al pequeño alfa, frunciendo el ceño—. ¿Y cómo es que llegaron hasta aquí?
—La invitación estaba en la alacena de la cocina. —El alfita rueda los ojos—. Y, por favor, tenemos trece, no cinco años. Hasta los bebés de tres años van a hacer compras solos al supermercado.
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Troublemaker Son / Fic # 7
RomanceGojo está cortejando a Nanami oficialmente. Y, si quieren casarse, es una cortesía que Megumi, Tsumiki, Yuuji y Sukuna aprueben la unión. El problema está en que Sukuna no quiere aceptarlo, él cree que Gojo no es el alfa indicado para Nanami, y hará...