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Ashley/Regina

El policía me lee los cargos. Mi madre trata de persuadirlo, pero no tiene éxito, mi hermano llega y yo solo espero la llegada de él. No aparece.

Alessio.

Me llevan a una celda vacía. Maldita Alessandretti, maldición, mi abuelo va a querer matarme cuando lo sepa, nunca se metió en esto solo con la condición que le ganara, pero ahora, va a matarme.

—Regina

Me levanto del viejo colchón y voy hasta mi hermano.

—¿Y Alessio?

—No creo que venga

—Lo quiero aquí, llámalo, por favor Bernardo, por favor

—¿Cuándo entenderán tú y mamá que no importan que hagan? El no la dejará de amar

—Lo hará

—No, Regina por Dios. —Levanta los brazos —¿Lo ves por aquí? No, pero si fuera ella cesárea aquí. No te ama, te casará con un hombre que no te ama

—Cállate Bernardo —Aparece mi madre —Cariño te sacaremos antes que tu abuelo se entere

—Ya se enteró

—¿Se lo dijiste? —Grita mi madre

—No, pero crees que ella no le llamó a decir. Estás en todas las noticias hermanita, felicidades. No solo te acusan de usurpación, identidad, sino de asesinato.

El teléfono de mi madre suena y la veo temblar cuando responde.

—Padre, No padre. Padre es que... Si padre lo que digas. No, eso será mañana. Esta bien. Padre...

Me mira y luego a mi hermano.

—¿Qué te dijo? —Pregunta mi hermano

—Que quiere que regresemos a Grecia después de pagar la fianza de tu hermana.

—No. No me iré sin Alessio. —Niego —No se lo dejaré a ella luchará

—¿Por qué vas a luchar? ¿Quieres que ella te humille más? Adelante —Mi hermano se exaspera —Y tú como siempre la apoyaras

—Tiene derecho a enamorarse Bernardo. No podemos dejar que ella gane

—Toda la vida es escuchado la misma historia y nunca vi a la tía Alysa por Grecia vengándose, si no a ti en Roma intentando llegar a la cama de su esposo...

Mi madre lo abofetea.

—Más respeto que soy tu madre

—Muy bien, pero ahora están solas

Se va y miro a mi madre

—Pagaremos la fianza —Indica —Tú te quedarás y yo regresare a calamar los ánimos, pero debes asegurarte de que ella no haga una demanda

—Pagaremos la fianza —Indica —Tú te quedarás y yo regresare a calamar los ánimos, pero debes asegurarte de que ella no haga una demanda

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