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Lucerys arribó a Bastión de Tormentas en Arrax y había intentado forjar una alianza con lord Borros Baratheon, el cual rechazó dicha alianza de forma muy grosera. Viendo el éxito no obtenido iba retirarse, a pesar que se sentía algo mal, sintiéndose afiebrado desde su llegada, sabía que no era buena idea irse en su condición, pero Luke no iba a quedarse más tiempo del necesario, menos teniendo la presencia de su tío, Aemond, quien no había dejado de mirarlo desde que llegó. Su mirada lo estaba inquietando.

El omega dio media vuelta y comenzó a avanzar hacia la salida, pero la voz de su tío lo detuvo.

—Espera, sobrino.—lo llamo el alfa.

Su corazón se aceleró. Algo malo se avecinaba, Lucerys lo presentía.

Se giró y camino unos cuantos pasos, miró a Aemond, intentando no verse afectado por el miedo.

—¿En verdad crees que puedes volar por el reino tratando de robar el trono de mi hermano sin costo alguno?—inquirio con desafío en su voz.

Él omega sintió como su temperatura aumentaba aún más. Estaba seguro que si le tiraban un balde con agua fría, el agua se evaporaría de lo caliente que estaba.

—No pelearé contigo. Vine aquí como mensajero, no como guerrero.—respondió con firmeza.

Aemond se rió de forma burlesca.

—¿Quién dijo algo sobre pelear?—se burló.

Había algo extraño en la mirada de su tío, pero Luke no pudo descifrar que era. Por alguna extraña razón sentía que empezaba a mojarse. Vio como las fosas nasales de Aemond se dilataban, parecía que se embriagaba con algún aroma.

—Supongo... que querrás que me saque un ojo, por lo que te hice cuando éramos niños.—dedujo, sin esta vez poder ocultar su temor.

El alfa negó varias veces y volvió a reírse.

—No. Hace años hubiera querido tu ojo como pago por el mío, pero te quiero entero.—reveló con picardía.

Su corazón empezó a latir al ritmo de un colibrí. Ahora ya podía distinguir la mirada de su tío. Era deseo y lujuria, deseo y lujuria por Lucerys. Aunque tenía miedo, sintió ¿excitación? No, no era posible. Aunque su entrada le decía otra cosa, se estaba mojando aún más, sus pantalones se mojaron. Se sonrojó (si era posible) aún más por la vergüenza. Estaba teniendo su primer celo... No era nada bueno.

—¿Me... quieres?—interrogo con voz apenas audible.

¿No se suponía que su tío lo odiaba? ¿Por qué lo querría?

—Por supuesto, sobrino. En vez que me des uno de tus ojos, quiero tu cuerpo entero.—un cosquilleo placentero recorrió el cuerpo del omega.—Voy a tomarte como mi omega.—decreto con una sonrisa de suficiencia.

A Lucerys se le cortó la respiración. Estaba aterrado, pero también la idea de que su tío lo tomara como su omega lo excitaba. ¡Era el maldito celo!

Con mirada inconforme lord Borros intervino en el intercambio de los príncipes.

—¡Dijiste que te casarías con mi hija!—espeto, molesto.

Aemond miró a lord Borros como de un insecto bajo su bota se tratase.

—Los planes cambian. Cualquier alianza con usted no se compara con tener a mi sobrino como mi omega.

Aemond estaba renunciando a la alianza con lord Baratheon por él. Por él.

—¡Esto es indignante!

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⏰ Última actualización: Nov 06, 2022 ⏰

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