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—Oh, él es mi hermano del medio— había dicho Draken, él tenía otro hermano además de Takemichi, Chifuyu pero no se encontraba en la casa e ese momento. —Tiene autismo, no te va a hacer caso.

Ese día mikey dieciocho años y Takemichi tenía dieciséis, su estado aún estaba en autismo severo, estaba en su mundo la mayoría del tiempo, y la única persona que reconocía completamente era a su padre, y otras veces a Draken y Chifuyu, aunque también los ignoraba de vez en cuando.

Algo que Draken le explicó después es que Takemichi era adoptado, tenía el apellido de otra familia y había sido abandonado una y otra vez, primero por sus padres biológicos y después por sus otros hogares, nadie sabía cómo tratarlo y Takemichi cada vez se había vuelto más cerrado  en sí mismo, cada vez confiaba menos en las personas y su autismo empeoraba un poco más.

Con el paso del tiempo, y con las visitas a la casa de su mejor amigo, Mikey comenzó a observar a Takemichi con mayor curiosidad.

Debía de admitir que el menor era muy tierno.

Tenía el cabello rubio , y lo llevaba bastante largo, era difícil cortarlo porque no le gustaba, así que solo esperaban a que él no lo aguantara y dijera que lo quería distinto.

Le gustaban las estrellas, tenía posters de constelaciones por todo su dormitorio, junto con libros de astronomía.

Su color favorito era el azul y solía coleccionar cosas de ese color, y su programa favorito era "El Universo" que pasaban en un canal de ciencias, también le gustaban algunas películas de ciencia ficción pero que no tuvieran mucha violencia, Takemichi odiaba la violencia.

Mikey había conocido a Takemichi en muchos aspectos, sin que Draken le dijera nada, y sin que Takemichi lo hubiera notado a su lado siquiera una vez.

Draken no era de pasar mucho tiempo con Takemichi, no lo odiaba, no le caía mal, no era malo con él, es sólo que nunca había logrado conectar con el menor del todo, así que intentaba pasar poco tiempo, y enfocarse en otras cosas, solía evitarlo también, principalmente en los momentos dónde sentía no tener paciencia para nadie o cuando se molestaba.

Y fue un día donde Draken estaba especialmente molesto, porque su celular nuevo había desaparecido, Mikey estaba con él y negaba haberlo escondido en forma de broma, Takemichi conoció a Mikey finalmente.

Fue cerca de dos años después de que mikey conociera a Takemichi, el mayor tenía dieciocho y el menor dieciséis.

Mientras el moreno buscaba por toda la casa con cara de que iba a matar a alguien, a Mikey se le ocurrió la brillante respuesta a los diez minutos de empezar el drama por el celular perdido, y comenzó a buscar al menor por toda la casa, hasta encontrarlo, en su cuarto, con el celular de Ken entre sus manitas.

Vio con una sonrisa como jugaba con la funda de esta, era de color azul claro, tenía agua y brillos flotando en esta, Ken era un idiota si creía que Takemichi no se quedaría con la funda y el celular incluido.

Con algo de nervios, se agachó frente a él, para hablarle por primera vez.

—Takemichii, eso no es tuyo— los deditos del menor se detuvieron, supo que lo había escuchado, estiró sus manos hacia él teléfono y lo tomó con suavidad, sin hacer fuerza, sólo apoyando sus dedos sobre este, no sabía cómo reaccionaría el pequeño al contacto físico —. ¿Me lo das? Ken lo está buscando.

Takemichi comprendió y dejó que tomara el teléfono, pero después se dio cuenta que lo quería y que no podía dejarlo, se estaba entreteniendo demasiado, un sonido quejoso como un pequeño llanto escapó de él al frustrarse, sin poder dejarlo ni quedárselo.

— Muy bien, Takemichi, muy bien — dijo el mayor, y con un leve tirón se llevó el móvil, una vez que ya no estuvo en sus manos Takemichi se sintió mejor y en un reflejo alzó la vista hacia él.

Por primera vez en su vida, Mikey y Takemichi se miraron a los ojos, los ojitos del menor eran azules, los del mayor eran negros.

Mikey vio a Takemichi sonreír, sus ojitos se hicieron dos líneas y sus manos se agitaron de felicidad.

El mayor no pudo evitar sonreír con él, totalmente encantado de esa primera vez que Takemichi conectaba con él.

Takemichi sintió su rostro más caliente al verlo hacer aquel gesto, no sabía por qué, era esa sonrisa que le dejaba ver los dientes delanteros parecidos a los de un conejito y esos ojitos que le provocaron emociones que le gustaron, llevó sus manos hacia sus mejillas con fuerza para apagar ese calor, al golpearse sintió dolor pero estaba acostumbrado a regularse con eso, así que se sintió más aliviado, pero quién no entendió aquello fue mikey, quien borró su sonrisa.

—Michii, no te golpees así... — llevó sus manos a las del menor, acariciándolas suavemente, los ojitos de Takemichi lo volvieron a mirar pero se sintió extraño, como si lo mirara con miedo, así que se separó de él, llevándose el celular de su amigo, al voltear de nuevo hacia él antes de salir del cuarto, Takemichi ya había vuelto a su mundo.

Fue hasta el cuarto de Draken, donde él seguía molesto y no le hablaba a nadie mientras miraba el suelo cruzado de brazos.

— Toma— dijo Mikey extendiendo el celular hacia él.

— Si lo tenías tú, idiota, te odio, ¿Todo el puto día-?

— Lo tenía Takemichi, no me jodas, ¿No se te ocurrió que tú funda le iba a gustar demasiado y se lo llevaría?

— ¿Qué tiene mí funda? — Draken la miró, viendo el líquido y los brillos algo desacomodado aún por el resiente toqueteo.

— Es azul, a Takemichi le gusta mucho el azul, tiene brillos y a él le gustan las estrellas, y además se puede quedar horas jugando con el agua que tiene, estaba haciendo eso cuando lo encontré.

Draken se quedó mirándolo un momento, y se preguntó de dónde sabía tanto de su hermano, muchas veces Takemichi era un misterio para los demás y no podrían comprenderlo por más que intentaran, estaba algo sorprendido.

— Bueno, tienes razón— le dijo, finalmente, miró la carcasa y suspiró—. Toma— la quitó rápidamente—. Dásela a Takemichi.

— ¿Yo?

— Sí, tú— dijo Draken, se ve que seguía estando enojado, Mikey rodó los ojos con fastidio, tomó la funda y fue por segunda vez al cuarto del menor.

Takemichi seguía allí, ordenando sus cositas de color azul en la estantería, tenía muchísimas cosas diferentes, le gustaban las cosas pequeñas porque podía juntar muchas, tenía desde tapas de botellas, dinosaurios de juguetes, accesorios como anillos y aros, útiles escolares y un par de flores azules también, pero solía tirarlas a la basura cuando se marchitaban y cambiaban a color marrón.

—Takemichi.

El menor no reaccionó a su voz, así que Mikey se acercó a él de todas formas, colocándose a un lado y mostrándole la funda de celular que tanto le había gustado, poniéndola a la altura de sus ojos, haciendo que Takemichi la viera enseguida.

Lo vio sonreír de nuevo y tomó la funda entre sus manos, y por un momento se quedó allí, esperando que lo mirara, pero no lo hizo.

Sonrió con algo de pena, en verdad le encantaría conectar con él, pero no era muy fácil.

— De nada, Takemiichi— dijo Mikey, al retirarse.

En verdad no esperaba que hubiera una contestación, y tuvo que detenerse un segundo para mirarlo sin creer que había escuchado su voz después de tanto tiempo de sólo silencio.

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Eres especial (mitake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora