- El único (JayTim) -

1K 76 13
                                    

- A tu izquierda.

- "Lo tengo, ¿cuántos quedan?"

- Dos tratando de escapar por el callejón trasero, si rodeas por la principal los alcanzarás en tres, dos...- el sonido de los cuerpos chocar contra la armadura del forajido lograron sacarle un suspiro.

- "Pan comido. ¿Llevo comida china?"

Tim podía escuchar la respiración agitada de Red Hood a través del casco. Se acomodó los lentes sobre el puente de la nariz y bebió un sorbo de café, ser el oráculo personal de Jason no era tan malo.

Estar en la banca debido a una lesión en el hombro le había dado la oportunidad de convivir más con su pareja y alejarse de la toxicidad -Damian- que se respiraba actualmente en la mansión.

- Hm - tarareó su respuesta y cortó la comunicación, la patrulla de esa noche por fin había terminado y lo único que ahora deseaba era acurrucarse en los brazos de Jason y ver algún documental en la televisión.

Observó la taza ya vacía de café, se puso de pie y se estiró con pereza mientras largaba un bostezo, se quitó los anteojos y los dejó sin cuidado sobre la mesa al lado de su laptop.

Mientras pone más café, saca los platos y cubiertos que seguramente utilizarán, además saca un par de cervezas del refrigerador. Se hace una nota mental al ver que pronto tendrán que hacer la despensa, por mucho que adore comer porquerías y comida de la calle, sabe que tarde o temprano Jason va a quejarse de lo poco sano que es y para ser honesto, Tim ama el toque que Jason le da a los alimentos cuando cocina.

Observa su reflejo en la cafetera, los círculos oscuros que antes parecían permanentes bajo sus ojos, han desaparecido casi por completo -desventajas de tener una piel tan blanca- es increíble el bien que le hace estar con Jason.

Aún cuando empezaron con el pie izquierdo y Jason tratando de asesinarlo, -perdió la cuenta luego del intento número tres- lograron superar aquello que los separaba, empatizaron y se dieron cuenta de que no eran tan distintos. Cada uno tenía sus peleas interiores y había sufrido de diversas maneras, quizá el dolor y la sensación de pérdida y rechazo era lo que los había unido en realidad.

Se sienta en la encimera de la pequeña -pero elegante- cocina de su departamento y hunde la nariz en la enorme playera que lleva puesta. Disfruta mucho al impregnarse del aroma de Jason, sonríe al percibir su esencia.

Balancea sus pies mientras espera a que su preciado café esté listo, sus ojos viajan a su celular. Frunce el ceño. Jason ya se demoró bastante.

Un mal presentimiento se instala en su pecho, pronto pensamientos negativos bombardean sin piedad su cabeza y comienza a imaginarse los peores escenarios.

Jason siendo emboscado por pandilleros.

Jason herido en algún sucio callejón.

Jason en un alamcén a merced de un psicópata con cabello verde y piel inusualmente pálida.

Su corazón late tan rápido que casi puede escuchar su sonido. Teme perder a Jason, Tim siempre pierde a los que ama -sus padres, Bruce (antes de saber que estaba perdido en el tiempo), Bart, Kon- parece que está condenado a una vida de tragedias.

El sonido de algo rompiéndose en la sala lo regresa a la realidad. Baja dando un saltito de la encimera y con sus sentidos alerta camina hasta toparse con Red Hood quien maldice luego de haber roto uno de los retratos que Tim tenía en el mueble junto a la ventana que da a la escalera de incendios.

- ¿Jason? - una parte de Tim se siente aliviada ya que el forajido llegó a salvo a casa, otra parte se preocupa. Puede notar la tensión en los hombros del mayor y por la manera en que se mueve es fácil deducir que Jason está más que furioso.

Entre Petirrojos || Batboys Donde viven las historias. Descúbrelo ahora