𝐎𝟒

290 55 10
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Akagami tiempo atrás fue un hombre que causo terror y era considerado un peligro andante, pero siendo honesto no le tomaba demasiado importancia a aquello, claro que tiempo atrás cuando tan solo era un chiquillo soñaba infantilmente con obtener respeto, más al presenciar la muerte de su capitán, muchos de sus pensamientos cambiaron al igual que sus metas antes establecidas, tenía un objetivo claro y que no cambiaría por nada del mundo, ni siquiera cuando conoció a un pequeño con el mismo que su capitán, ni mucho menos cuando delante suyo se mostro el hijo de esté.


Su objetivo se mantuvo hasta el final de sus días, pero ahora, aquel respeto y admiración que dejo ocultos en lo profundo de ser, explotaron y fueron acompañados por cariño; el hecho de poseer la misma sangre de Roger era una gran sorpresa, pero aún a pesar de ello estaba sumamente feliz y agradecido de que esta vez su capitán no enfrentaría un cruel destino y podría crear una familia con la mujer que ama.


Pero, aún a pesar de la imagen perfecta de familia, en el fondo sabe que alguien le hace falta, un chiquillo enojón de nariz roja.


Extrañaba a Buggy, aquel a que considero un hermano y su primer amigo.


Con vaga esperanza deseaba encontrarlo y volver a causar caos, tal vez por ello aquel día de otoño quiso dar un paseo por el parque, más en parte fue en vano, no había rastro alguno sobre su viejo amigos, más si se encontraba en el lugar un chiquillo rubio, uno al que siempre reconocería sin importar cuanto tiempo pasara o las nuevas vidas que cruzara.


El antiguo comandante de Newgate, Marco, mismo que siempre fue de su interés, era inteligente, audaz y fuerte, alguien con madera de capitán, pero tal parece esté no pensaba del mismo modo, no tras lo acontecido en Marineford; carga con demasiada culpa, puede notar la tensión en su cuerpo cada que esta cerca de Thacth, aún si sonríe y charla como si nada con al antiguo comandante, están presentes los viejos recuerdos.


Pero a Shanks no le importa aquello, no puede centrarse en ello, no cuando siente como las espinas de envidia crecen en su interior ante el simple hecho de que Marco finalmente posee a uno de sus hermanos a su lado, mientras que en cambio él, que ha buscado desde que tiene consciente no ha conseguido nada.


Es tonto, es infantil, pero es un chiquillo de trece años.


Levantándose abruptamente, llama la atención de ambos chicos, quienes le miran con duda, por lo bajo otorga una disculpa y sin dar explicaciones abandona el salón de clases, camina sin rumbo alguno por las instalaciones del lugar, ya no hay suave brisa marina que le guíe, ni olas que le otorguen compañía.

𝐁𝐮𝐢𝐥𝐝𝐢𝐧𝐠 𝐚 𝐡𝐨𝐦𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora