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Miro por ultima vez la pantalla de su teléfono donde marcaban las 0:57, soltó un suspiro molesto antes de lanzar su celular, abrazo sus piernas apretándolas contra su pecho, su enojo era mas que notorio y no estaba de más, llevaba más de 48 horas sin mostrar una señal de vida.

Aun tenia esperanzas que su novio en cualquier momento se mostrara en aquella puerta con comida en mano y pidiéndole perdón por llegar tarde a su aniversario, pero sabia que eso no sucedería por esa noche.

No tuvo la molestia de levantarse a ir a su cuarto, tampoco de cambiarse la ropa que traía puesta, simplemente dejo que el sueño lo venciera y se llevara la molestia que sentía en su pecho. El amanecer llego más rápido para su gusto.

El sol se atrevió a pasar por el cristal para calentar el cuerpo de Félix que aun se encontraba recostado en el sofá, con delicadeza recorrió la piel acaramelada del chico, despertándolo tan pronto la luz llego a sus ojos, pero sintiendo frio cuando vio que a su lado aún seguía vacío.

No sabía porque le molestaba tanto si debía de estar acostumbrado a despertarse en solitario y también vivirlo.

Como era costumbre se preparo para ir a su trabajo sin tomarse la molestia de desayunar, además de que no tenia nada de apetito, dejo su enojo atrás antes de mostrar una enorme sonrisa ya que amaba su trabajo en aquella escuela donde podía dejar de ser la pareja de un fantasma y se volvía el profesor de música que tanto amaban los niños.

Era un instinto paternal, ya que le encantaba ver aquellos pequeños crecer mientras mantenían estadía en aquella guardería/preescolar, le había tocado vivir muchas cosas como los primeros pasos de algunos niños o como decían sus primeras palabras, cuando las madres lloraban por ver a sus hijos "graduarse", como algunos niños lloraban en su primer día de clases.

SI bien no era una experiencia para nada fácil, el castaño ya estaba mas que acostumbrado en tener que tranquilizar a los menores, se convirtió en una especie de peluche abrazable para los niños que debían ser consolados.

Todos sabían que a las 12 de la tarde la ultima clase comenzaba antes de sus siesta y esa era la clase de música, la escuela se inundaba de una muy buena melodía del piano junto al sonido desafinado de las flautas que hacían la imperfecta música en una perfecta.

La hora de la siesta para los pequeños llego al igual que el almuerzo de los profesores, Félix se apresuro en cuanto llego su suplente para ir con su amigo, tener un tiempo a solas con Seungmin era bastante reconfortante ya que él era el único que conocía de perfecto detalle la relación que llevaba con el idol en ascenso.

- Ayer estuve esperando tu mensaje, hasta no deje que Jeongin me molestara con su personalidad hormonal– Félix se comenzó a carcajear mientras el otro castaño se encargó de interrogarlo – Pero no me molestare si él la puso dentro de ti –

- Ay Minnie, no hay nada que contar porque nunca llego – El pecoso jugueteo con su comida, pensando que sus fideos le darían la respuesta que tanto anhelaba.

Seungmin por su parte dejo de hacer aquellos comentarios para formar un mohín en sus labios y acariciar la espalda de su amigo.

- Sabes me estoy cansado de esto, sé que sería difícil desde el momento que me confeso que había hecho la audición, pero jamás pensé que tanto... No contesta mis mensajes, tampoco me llama, aunque sean 5 segundos y no ha regresado al departamento en un mes – Sin darse cuenta sus lagrimas comenzaron a caer sobre su comida que seguía intacta provocando que Seungmin se acercara para abrazarlo – Pero me odio tanto porque lo amo... Lo amo tanto que no puedo dejarlo, le prometí que lo acompañaría a cumplir con su sueño, que lo ayudaría y apoyaría siempre pero no creí que me fuera tan difícil estar sin él, siento como si fuera un amante ocasional –

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2022 ⏰

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