Love's Legacy | YM ✓

𝑪𝒖𝒂𝒓𝒕𝒐 𝑹𝒆𝒄𝒖𝒆𝒓𝒅𝒐

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—- ¿Recuerdas la última pelea que tuvimos? Esa que nos separó durante seis largos años. Porque yo la recuerdo tan vívidamente, cada lágrima derramada, cada grito y cada puñalada que nos clavamos en el corazón aquella noche. Cada palabra hiriente y cada gesto de desprecio quedaron grabados en mi mente como cicatrices imborrables. Fue una tormenta de emociones desatada, una batalla feroz que dejó destrozados nuestros lazos más profundos. Aquella noche, el amor que una vez nos unió se convirtió en amargura y resentimiento. Y así, nos alejamos, llevando el peso de esa pelea en nuestros corazones durante todo este tiempo.

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¿Te acostaste con él?

- ¡Sí, lo hice! ¿Y qué?

Después de la terrible escena de celos que se desató en aquel bar, donde me besaba desesperadamente con un desconocido, él me arrastró a mi casa, obligándome a continuar la maldita discusión que había comenzado en ese lugar.

- Ni siquiera lo conoces, Jimin. ¿Cómo se te ocurre? ¿Y si te hace daño? ¿Y si te contagia alguna enfermedad? ¿Qué harás? ¡Dime, maldita sea, qué carajo harás! - Me agarró los brazos con fuerza mientras me gritaba, y yo solo lo empujé lejos de mí.

- A ti no te importa, lo que haga o deje de hacer con mi vida es asunto mío. Si me acuesto con ese tipo u otros, ¿a ti qué te importa? Tú también lo has hecho, ¿no? Así que no te metas en mi maldita vida, ya tengo suficientes problemas como para que tú te conviertas en uno más.

Le di la espalda y me dirigí a la cocina en busca de una copa para servirme un poco de vino, mi cabeza ya me estaba matando. Estaba a punto de servirme cuando él me arrebató la botella.

- ¿Esto es lo que eres ahora? ¿Desde cuándo te ahogas en alcohol?

- ¡¿Pero qué demonios estás diciendo, idiota?! Esta iba a ser mi primera copa - Intenté tomar la botella, pero él la apartó - Dame la maldita botella, Min, no tengo tiempo para tus tonterías. Dámela y lárgate de mi casa, no quiero verte.

- ¿Qué te está pasando? Este no es el Jimin que yo conocía. ¿Dónde está ese Jimin tímido con una sonrisa hermosa?

- Se fue al infierno, así que deja de arruinar mi vida. Tú deberías estar con tu novio en lugar de estar aquí molestando.

Intenté tomar nuevamente la botella, pero él la esquivó una vez más.

- ¡De acuerdo, no beberé! No es como si lo necesitara.

- Las vi, Jimin - susurró con voz entrecortada, dejando la botella en la alacena.

- ¿Qué? - pregunté, sintiendo un nudo en mi garganta.

- Vi todas las botellas que tienes escondidas detrás del sofá y también las que están fuera de tu apartamento. ¿Cuánto tiempo llevas hundiéndote en esta oscuridad? - Vi una lágrima escapar de sus ojos y desvié la mirada, sabiendo lo frágil que era ante él, aunque me había prometido no llorar - ¿Qué nos ha sucedido?

- No lo sé - susurré con tristeza, sintiendo el peso de nuestras decisiones - Supongo que cada uno siguió su camino... Tú tienes a tu novio, con quien compartes tu tiempo y tus sueños, mientras que yo... yo solo tengo mis botellas - solté una risa amarga, mirando al vacío. Como siempre, él estaba ahí, sosteniendo mis mejillas mientras limpiaba las lágrimas que ni siquiera yo sabía que habían caído.

- Paso la mayor parte del tiempo con él porque tú me alejaste de tu vida, tú me apartaste. Dejaste de responder mis mensajes, mis llamadas, te escondías de mí cuando venía a buscarte a tu casa... Y ahora que por fin te encuentro, te veo besándote con un extraño como si no hubiera un mañana. ¿Acaso no te importa cómo me siento?

- No deberías sentir nada, maldita sea. Ya te lo dije, tú tienes tu vida y yo tengo la mía. Punto final. Ahora, por favor, vete, Yoongi.

- No, no voy a irme - insistió, acariciando mis húmedas mejillas con ternura - Mírate, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que no duermes ni comes correctamente? ¿Por qué te haces esto?

- Porque así es como una persona solitaria se autodestruye lentamente. Pero creemos que somos felices así, o al menos eso intentamos creer. Estoy solo, Yoongi. Por favor, déjame en paz de una vez - tomé sus manos y las aparté de mi rostro. Di unos pasos hacia atrás y me detuve en seco cuando pronunció esas dos palabras que llenaban mi estúpido corazón.

- Te amo - dijo con sinceridad, sus palabras resonaron en el aire y se clavaron en lo más profundo de mi ser.

Con las pocas fuerzas que me quedaban, solté una respuesta fría y desgarradora.

- Yo no - no me atreví a mirarlo, sabía que si lo hacía, no podría contener el torrente de emociones y confesiones de amor que se desbordarían de mí. - La puerta está abierta, vete y ciérrala al salir. Yo estaré en mi cuarto, ni se te ocurra entrar - sin decir más, me apresuré a entrar en mi habitación, dejando escapar todo lo que había estado guardando en mi pecho. El sonido de la puerta cerrándose resonó en mis oídos, rompiendo lo que quedaba de mi corazón. - Es lo mejor, Jimin. Es lo mejor. Él será feliz. Recuerda lo que mamá decía: "Los hombres como Yoongi jamás serán felices con hombres como tú".

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- Si pudiera retroceder en el tiempo, arreglaría todos los momentos difíciles que te hice pasar, porque tú no merecías sufrir por nadie, y yo tampoco. Me di cuenta demasiado tarde de eso - sequé una lágrima que se deslizaba por mi mejilla. Era hora de poner fin a todo - Pero a pesar de todo, volviste a salvarme.

Las palabras salieron de mis labios con un tono lleno de arrepentimiento y gratitud. Sabía que había cometido errores imperdonables, pero él siempre estaba ahí para rescatarme de la oscuridad. Su amor incondicional me había dado fuerzas para seguir adelante, incluso en los momentos más difíciles. Aunque el daño ya estaba hecho, valoraba su presencia en mi vida y me lamentaba por no haberlo apreciado antes.

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