Único capítulo.

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La voz del piloto fue lo que despertó a Jin. Se despereza de a poco, aún sentado en su asiento, mientras el piloto sigue anunciando a través de las bocinas sus agradecimientos por volar con ellos.

Jin voltea a la ventanilla y alcanza a ver la ciudad entre destellos del amanecer. Sonríe.

No le había dicho a nadie que había regresado, bueno, a nadie excepto a Namjoon, pero el castaño no iba a poder ir a recogerlo, "estaba ocupado con la junta de profesores" pero ya llegaría a casa.

— — — — — —

"Casa".

Para Jin la palabra equivalía a un departamento en el último piso de un diminuto edificio cerca del centro de la ciudad. Se veía tan opaco como lo recordaba, aunque no lograba encontrar en su memoria las nuevas ventanas de madera que afeaban la ya horrible fachada.

Ya adentro, peldaño por peldaño, remolcaba su pesado equipaje mientras la ausencia de sonido le hacía compañía. Debía ser demasiado temprano para la mayoría de los residentes del edifico así que intentó hacer el menor ruido posible.

Cuando por fin su equipaje subió el último peldaño, Jin caminó hasta llegar al fondo del pasillo, a la gastada y familiar puerta azul del último piso.

La puerta rechiñó en un sollozo cuando Jin entró. No había ni un rayo de luz natural, pero una brisa fría se colaba entre las cortinas cerradas y recorría la sala de estar.

—Hogar, dulce hogar.— Suspiró, mientras paseaba por el departamento. Todo estaba en silencio, pero sabía que Hoseok no estaba trabajando. Los ecos de sus pisadas lo acompañaron hasta dar con la puerta del su compañero de departamento.

Llamó a la puerta, una, dos veces antes de entrar.

—¿Cómo puedes vivir en este desastre Jung?— Jin se reía mientra protegía su nariz del polvo. —Hey! Levántate Hoseok!"

En medio del desastre apenas se distinguía la silueta de una cama,justo en el centro un tembloroso bulto yacía envuelto en sábanas. Era Hoseok.

Jin se acercó moviendo pedazos de basura y creando un sendero improvisado para sus pies, para cuando llegó a la orilla de la cama, Hoseok seguía en la misma posición, temblando en silencio.

—¿Enfermaste?

El chico no le contestó. Jin levantó la sábana que le cubría la cara, y descubrió unas mejillas teñidas de un rojo intenso, acompañadas de unos ojos fuertemente cerrados y una frente aperlada de sudor.

—¿Me voy un tiempo y así es como Namjoon te cuida?

Jin negó con la cabeza y se encaminó a la cocina. No sabía cuánto tiempo había pasado desde la última vez que Namjoon revisó el estado de su compañero de departamento.

Ya con un recipiente lleno de agua en una mano y una toalla limpia en la otra regresó a la habitación y se sentó a un lado de Hoseok que tenía los ojos entreabiertos por tanto movimiento alrededor de la casa.

—Tú... No... —La apenas audible voz de Hoseok se entrecortaba cada vez que temblaba, —no. Por favor, no.

—Tranquilo, tenemos que bajarte la fiebre.

Jin intentaba ponerle la toalla húmeda en la cabeza pero Hoseok seguía evadiendo cualquier contacto. Seguía quejándose con gimoteos que igualaban a la de un niño pequeño con sueño. Cuando por fin pudo ponerle la toalla humeda en la cabeza, Hoseok había perdido contra el cansancio y la fiebre.

—¿Por qué no dejas de enfermarte?

En ese mismo instante, el sonido de la puerta principal desestabilizó a Jin por un par de segundos. Namjoon. Tapó a Hoseok con la sábana con la que lo encontró y salió de la habitación con el corazón palpitándole como caballo de carreras.

One of us is lying; NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora