Prologo

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Las cajas estaban por todo el departamento organizadas meticulosamente, las mudanzas son frustrantes pero era algo que debía pasar si realmente quería cambiar los aires, mil veces su madre se había puesto a darle una charla sobre si estaba cien por ciento segura de abandonar Francia. Miranda su tan glamourosa madre no podía creer de que su hija se iría a vivir a Nueva Orleans, lo peor era que desaparecería de su ojo vigía pero eso no fue tanto un escándalo como pensó porque hay un dicho que dicen sobre su madre, el diablo trabaja rápido pero Miranda Rower aún más asi que mágicamente con un chasquido una sucursal de su empresa apareció. Dándole el trabajo de supervisar meticulosamente esa empresa y así visitar o vigilar a su preciosa hija.

- Mamá, no voy a llevar un vestido de alta costura a Nueva Orleans - negó cerrando su armario - Llevó lo necesario, no quiero llamar la atención

- ¡Que locuras dices Clara! como te ven te tratan - exclamo escandalizada - ¡Así que mete ese Yves Saint Laurent en tu maleta o te desheredo!

Si, así es su madre. Un infarto puede provocarle verte con una remera de zara y te dejaría sin herencia si te viera desarreglada, bastante le ha costado acostumbrarse a verla a Clara con las camisas grandes todas manchadas que usaba cuando pintaba, totalmente descalza y para colmo su cabello siempre amarado con un pincel. Oh la cantidad de veces que la ha visto juntar los labios con desaprobación.

- Miranda - la llamo Edward - Deja que lleve lo que quiera, ya tendrás tiempo de hacerle una intervencion a su armario cuando estes en Nueva Orleans

- Gracias papá, tu siempre ayudando - sonrío irónicamente

Edward Rower o también llamado el marido de Miranda Rower, siempre con trajes impecables y sumamente tranquilo muy opuesto a su esposa quien es una mujer de negocios, él sigue las órdenes de Miranda. Le gusta que ella lleve el mando mientras se dedica a cocinar o escribir historias. Polos muy opuesto pero a la vez no..
Su padre le sonrió acercandose a Clara dejando un beso en su frente

- Mi amor, daría mi vida por tí - menciono haciéndola sonreír - Prométeme que cuando estés con Camille vas a llamarnos

- Ya he hablado con ella, mi departamento esta preparado y me esperara en el aeropuerto - comento tranquilizandolo - Te llamare ni bien baje del avión

Miranda corto una llamada dándose la vuelta viendo el departamento de su hija vacío, sus ojos se posaron en Clara y se aguaron porque a los ojos de ella aún era una pequeña niña, la chica le dio una mueca pues su madre no era una mujer que demostrará sus emociones muy seguido.

- Mamá.. - susurro Clara

- El auto ya llegó, los veo a bajo - dijo rápidamente dándose la vuelta

Edward suspiro colocando sus manos en los hombros de su hija dándole un apretón

- Es una cebolla, tenemos que ir capa por capa - hablo Edward - Y eso que somos su familia

- Lo entiendo - asintio tomando su maleta - La abuela era muy fría con ella

- Demasiado - menciono con una mueca - Y no quiere ser igual contigo, lo intenta..

Dejaron de hablar cuando era momento de que Clarissa se subiera al coche que la llevaría directo al aeropuerto, cuando llegaron al último piso afuera estaba su chófer personal quien tomó su maleta para ponerla en la cajuela del coche, Miranda tenía puestos sus anteojos como siempre pero estos escondían las lágrimas que había derramado en el transcurso en que Clara llegaba allí.

- Bien, ¿Lista? - sonrío Edward

- Muy lista - afirmo Clara

- Esa es mi bebé - sonrío Miranda

Gorgeous - The Originals Donde viven las historias. Descúbrelo ahora