Día 24.
"Treinta días", me dije a mi mismo mientras escribia algo en una vieja libreta que sostenia en mis piernas, "treinta malditos días de vida en la Tierra para cumplir todas tus penas" proseguí pensando y de nuevo apareció ella. Usaba un vestido largo color rojo y su cabello dorado caia entre sus hombros con esas ondulaciones tan perfectas.
Se acercó a mi y tomo mi libreta, yo intente sacarsela pero me fue imposible, era como pelear conmigo mismo.
-¿Que es?-Preguntó asombrada. -¿A caso escribes canciones?
-El trato no era ser tu amigo, ¿O si?-Dije incredulo.
Ella frunció el seño e ignoró mi pregunta.
-¡Es muy buena!-Exclamo con ojos brillantes. -Es... Es... ¿Alguna vez habias hecho esto antes? ¡Eres grandioso!
-Si.. bueno desde que tenia como doce años, tu sabes... corazones rotos y todo eso.
Ella se echó a reir.
-Ajá, corazones rotos a esa edad es tan tipico.-Comento sarcastica.
-Lo era para mi, eh.
Se sentó en la orilla de la cama y cruzo sus piernas.
-Vaya.-Murmuro sin despegar su vista de las canciones.
-Sí... esa todavia no esta terminada.-Comenté pasando mi mano por el cabello.
Me baje de la cama y camine en busca de mi celular, luego se me vino a la mente la causa de su muerte. ¿Fue accidente? ¿O ella lo causo? ¿Como paso todo?
Preguntas preguntas. No sabia si era el momento correcto pero me moria por saberlo; tenia que esperar, y estaba consiente en que lo iba a hacer. Aunque el trato no era ser amigos, tenia que hacerme al menos algo de cercano a ella para sacar esa información.
-¿Qué quieres que haga hoy?-Pregunté abrochando mi camisa de botones.
-Oh.-Dijo ella. -Perdona, estaba concentrada en tus letras.
Yo sonreí enrojecido.
-Son muy buenas.-Comentó cerrando la libreta. -Hoy tengo que visitar a Robbie.
-Segundo paso, Robbie.-Dije convencido. -¿Donde vive? ¿Quien es?
-Calma, chico.-Dijo ella poniendo sus manos en mi pecho intentando abrochar mi camisa, yo la deje mirando entretenidamente sus labios, ya que ella no se daba cuenta por tener su mirada en los botones. -Ya esta.-Dijo mordiendo sus labios. -Así se abrochan los botones, ah.
Yo reí mirandome en el espejo.
-Ah, gracias.
-Eres muy lindo cuando sonries, Niall.-Repuso ella con sus manos en la cintura a mis espaldas, mientras me miraba por el espejo.
Me torne algo serio y tome mi celular.
-El trato no era ser amigos ni parecer amistosos.-Dije de mala forma guardando el celular en mi bolsillo del pantalon. -Sal, vamos a ver a Robbie. Que entre mas rapido se haga esto es mejor.-Murmuré esperando a que saliera de la habitación.
-Escuche eso.-Dijo ella entre dientes. -Robbie era mi mejor amigo, se que ha de estar muy molesto conmigo.-Comento mientras caminaba hacia el automovil. -Y sí, ya se que el trato no era ser amigos.
Encendí el auto y coloqué el cinturón de seguridad en su lugar, prendí el stereo y canté para romper el silencio que abundaba.
Ella bajo el volumen y cruzo sus brazos.
-Bien...-Dije poniendome los lentes de sol. -¿Por que si eres una fantasma puedo tocarte como si fueras una humana?
Ella trago saliva para contestar.
-Bueno, las leyes del otro mundo indican que los treinta días son como humana, el resto solo mi alma permanecera en Tierra. -¿Por que solamente yo puedo verte?
-Solamente diez personas pueden hacerlo en el mundo, entre ellas, tú.
-¿Quien más te puede ver?
-Solo conozco a una persona, lamentablemente no es agradable.
-Ja-Ja.-Reí sarcasticamente. -Recuerda que el trato no era ser amigos.
-¿Podrías dejar de decir esa maldita frase?-Pidió entre dientes.
Me negue con la cabeza y acomodé mis lentes.
-Es ahí.-Señalo después de varios minutos de silencio.
Yo mire desapercibido.
Estacioné el auto y bajé. Mis piernas automáticamente se tensaron. Sentí su mano helada en mi espalda en forma de un leve empujón y eso fue lo que me hizo salir disparado hasta llegar a la puerta.
Era una casa grande y lujosa; cada vez empezaba a tener la idea de que ______ era la típica chica con dinero, desobediente y rebelde.
Un hombre de al menos dieciocho años salió y me fulminó con la mirada, yo me sentí incomodo.
-Buenos días.-saludé.
-¿En que te puedo ayudar?-Dijo seco.
-Ehh.. Vengo de parte de ______ Houston.-pasé mi mano por mi cabello y Suspire.
Sus ojos color verde se abrieron como dos platos blancos y luego se llenaron de lágrimas.
-Pasa, pasa.-dijo apurado. -¿tu nombre es?-preguntó mientras caminaba y yo lo seguía.
-Ah, Niall Horan.-Contesté.
Caminó hasta la cocina y se sentó en una pequeña mesa alargada estilo bar, donde colgaba copas de una agarradera de fierro del techo.
-¿De donde la conoces, ah? Jamás te he visto en la escuela.
Busqué con la mirada a ______, nervioso.
-Dile que ibas al gimnasio conmigo.
-Iba al gimnasio con ella.-contesté dudoso.
El se sirvió un vaso con agua y lo tomó.
Unos minutos de silencio se guardaron.
-La extraño.-Dijo colocando sus brazos en la mesa. -Yo tuve la culpa. No debí dejarla ir.
Trague saliva y esperé a que prosiguiera.
-¿Que pasó?-pregunté curioso.
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