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El golpeteo de pisadas sobre la madera no se hicieron esperar, sin importar el dolor en sus cuerpos la mayoría de los Mugiwaras atendieron al llamado de la navegante, estando alertas. Zoro y Sanji fueron de los últimos en llegar, tratando de enterarse sobre la situación.
— ¿¡Nos atacan!? — exclamó angustiado el pequeño reno acercándose a la barandilla.
— ¿Quién haría tal cosa? — titubeó Usopp colocándose a un lado de Nami.
— Todo cualquier pirata lo haría, aprovechando el momento de debilidad de la tripulación, es casi como un premio —. Comento la arqueóloga pasando saliva.
— ¡Eso es súper rata!
— Bueno, eso es parte de ser pirata —. Dijo Jimbei sintiendo una gota de sudor baja por su frente.
— ¿Quiénes son, Nami? ¿Logras identificar una bandera? — pregunto nervioso el francotirador volteando a ver a la peli-naranja, la cuál se había mantenido ajena a la anterior conversación.
Notando el ligero temblar en su cuerpo y en como sujetaba el catalejo. La navegante relamio sus labios, pasando saliva.
— Germa...— balbuceó en un estado sorprendida.
— ¿Cómo dices? — pregunto Franky, toda las miradas de la tripulación estaban fijas en la peli-naranja, la tensión en el ambiente se forma al ver su estado en shock.
— ¡E-es el Germa! — exclamó en voz alta, sonidos de sorpresa no se hicieron esperar. El francotirador le quitó el catalejo para ver con sus propios ojos lo que decía su nakama, quedándose sin palabras al ver una vela de color negro con un enorme "66" en medio.
Zoro miro de reojo al blondo, percatandose de lo tensó que estaba, sus manos se habían vuelto puños manteniendo la tensión hasta el punto que se notaban ligeramente rojas.
— Oe —. Intento llamar, pero las pupilas contraídas del cocinero le hicieron callar.
— Tal vez solo sea casualidad que nos crucemos —. Menciono Brook intentando relajar al rubio.
— Nop, vienen directo para acá —. Aclaro el peli-negro aún con el catalejo.
— ¿Qué es lo que querrán? Luffy ni nadie en estos momentos está en condiciones para una pelea —. Murmuró Robin mirando de reojo la enfermería.
— Lo mejor es prepararse por si ocurre algo —. Alzo la voz el Gyojin recibiendo un asentimiento de la tripulación.
Se separaron preparando sus armas, listas para cualquier infortunio y caminando hacia diferentes partes del barco. Sanji volvió a la cocina, palpando sus pantalones en el trayecto, buscando la caja de cigarrillos.
Al tenerlos a la mano junto en el encendedor, sacando un cigarrillo colocándolo en sus temblorosos labios, juntando sus manos para encenderlo con el mechero. Perdiendo por segundos la paciencia al ver que la flama no permanecía, llegó al punto que su dedo pulgar empezó a doler de la fricción con el metal del mechero.
