|| El rincón Gregstella - One-shots||

|| Vampire (+original) AU // Just a cold... (Part2)||

— ''Un poco de frío...'' —

Parte 2? 

Los sollozos de la rubia eran su único detonante, como balas que no podía esquivar al estar en tan vulnerable situación... Y, tampoco es como si hubiese otra ocasión para dejarse caer que aquella, pues ese momento, esa misma noche donde la joven de largos cabellos dorados derramaba sus lágrimas sobre las manos del friolento muchacho; sin consuelo alguno aparte del roce de esas cálidas manos que no volvería a tocar, que jamás volvería a sentir sobre su rostro al retirar las saladas gotas de agua, 

Ni enredarse entre sus cabellos como años atrás donde le permitió trenzarle, solo porque se había hartado de que este se atorara entre los rosales de los jardines que visitaban, o que se enredase tan rápidamente cada día;

Y lo que fue solo una tarde de suerte para el muchacho, se volvió una costumbre: Estella hablaba y hablaba, se quejaba y desahogaba mientras el joven aspirante a estudiar en yardale cepillaba y trenzaba su larga y descuidada cabellera, opinando acerca del tema siendo cuidadoso de no jalarle alguna hebra, o de lo contrario recibiría mil y un insultos por parte de la joven fémina, quien minutos después seguiría hablando como si nada.

Luego de eso, recordaban dar un paseo por los rosales, mismos de los que brotaban las flores favoritas de la muchacha, a quien en secreto le dejaba algunas entre su cabello trenzado, para molestarla en cierta parte, a la vez que, le sacaba una sonrisa que con suerte lograría ver con sus propios ojos; Se sentía un poco menos estresada al encontrar aquellas más tarde ...Era un bonito gesto, sobre todo cuando se sentía de mal humor. 

Esa misma costumbre fue la que dejó sus cabellos de tal forma: algo ondulados desde la raíz hasta la punta, de forma algo salvaje pero no descuidados; De vez en cuando se hallaban espinas entre aquellos, pero no era nada que le causase malestares, si no incomodidades por encontrarlas. 

Todo lo que podían hacer ahora, era recordar y atesorar esos recuerdos juntos, pues a la mañana siguiente, el estar juntos de nuevo sería una cosa más imposible que derretir toda la nieve fuera de la casa con el aliento...  No volvería a suceder jamás en la vida, ni en sueños. Esa era su última oportunidad de hablar, de tocar, de abrazar... De escuchar.

Y aún si ambos eran completamente conscientes de aquello, les llenaba una impotencia emocional al sentir tantas cosas que gritaban en diferentes voces y tonos, sin saber expresarse de forma verbal para salir.

Había mucho que decir, pero poco que se pudiera entender.

Había tanto que querían hacer a futuro juntos, se la pasaban todas las tardes con hiper foco en las cosas que harían cuando tuviesen diez y ocho o más... entre bromas y propuestas serias, imaginando cómo podría ser cuando creciesen y el invierno llegase una vez más. 

Recordaban bien a los dos muchachos con tan solo diez años, sentados al borde de la misma cama mientras uno sostenía un álbum antiguo con una portada de cuero y tela descuidado, pero sin quitarle su majestuosa apariencia. 

En su interior, albergando fotos de desconocidos para ambos, que probablemente eran familiares de Estella, como primos, hermanos, tíos, padres o sobrinos de Miss Havisham, la mujer que le ocultaba siempre ese tipo de cosas; pero la niña de todas formas buscaba y encontraba esos álbumes, libros y diarios que solía compartir en secreto con el rubio, como si fuera algo ilegal que no tuviera quién les impidiera cometer tal acto.