|| El rincón Gregstella - One-shots||

||Royalty AU// ''Balcony Lover''||

(La canción de arriba fue la que más me ayudó en momentos empalagosos al escribir)

En resumen, es el AU original con alteraciones en el universo que terminé volviendo solo un AU donde Estella cuenta como princesa porque me inspiré de más. Como Just A Cold (cierto one-shot ya visto), pero esta vez, en lugar de hacerme llorar me empalagué sola. No, no hay muertes, por ahora. Y no, no hay vampiros.

• Creador/a del AU: Anónimo(?
•Idioma original: Español por quien me dio la idea
•Inspiración: Imagen random que mostraré al final de la cual nació esta idea, sumando un especial de San Valentín.

Nada en especial sucedía en la mansión de los, bueno, la señora Havisham. Los días se repetían como un bucle, sus múltiples ojos sobre su única heredera, o más bien su marioneta, su odio por los hombres tornándose en aburrimiento y desinterés que a fin de cuentas, funcionaba.

Con tal de atraerle almas inocentes que buscaban un trozo que llenar en su corazón con alguien que muy apenas poseía uno físico, menos le podría importar lo que pasara por la mente de la blonda. 

Hacía una reverencia ante la anciana para despedirse de la misma después de un largo día de golpear a sus pretendientes en la cabeza con un tronco, rodando los ojos fuera de aquellos asquerosos peces que no le quitaban los suyos de encima ni por cinco segundos.

Abandonaría la habitación cerrando la puerta tras de sí, llevándose consigo un candelabro sosteniendo aquel par de velas encendidas que le acompañaban de camino a su propia habitación. Iluminando su frío rostro de mirada muerta y vacía, anhelando solo una cosa: las diez de la noche.

Veinte minutos antes de la misma, se encontraría poniendo el cerrojo de las puertas de su cuarto. Dejando su candelabro plateado sobre el tocador para luego sentarse frente al mismo, desmaquillándose con paciencia constante.

Pasaría su cepillo por cada una de sus hebras doradas, removería cada accesorio que le fastidió desde el momento en que se lo colocó.

Y diez antes de las diez, apagaría todas las luces, excepto un plato de porcelana portador de tan solo una vela azulada, derritiéndose sobre su base.

Sus ojos caramelo subirían hasta aquel reloj de números romanos, indicando tan solo un minuto para las diez.

Contó los segundos ansiosamente, a diez segundos exactos antes de escuchar aliento cortarse en dirección a su balcón. 

Se apresuró a abrir las puertas para luego salir, dejando la vela en su plato sobre aquel barandal de mármol; Estirando los brazos hacia abajo para jalar hacia arriba a cierta figura torpe, suspirando de alivio.

Havisham retrocedió dándole espacio. —Sabes que no me gusta ni la impuntualidad, ni la sobrepuntualidad.

—Disculpa, —jadeó, sentándose sobre el barandal una vez pasó el susto. —No llevo mi reloj conmigo, no lo tomé pensando que llegaría tarde.

La fémina suspiró pesadamente antes de mirar alrededor, tomando su plato de porcelana y vela para jalar con su libre la diestra ajena.
—Entra ya antes de que alguien te vea.

Con el ligero temor de algún par de ojos extra sobre sí y su invitado, ambos entraron cerrando puertas y cortinas, oficialmente, en absoluta privacidad.