El día comenzaba mientras cada persona salía de su hogar, todo tipo de persona salía para trabajar, desde humanos hasta seres salidos de un libro de fantasía. Ya habían sido doce años desde que los seres mágicos habían salido de sus escondites para hacer una negociación con los humanos, se hizo un tratado de paz para que los humanos y los seres mágicos tuvieran los mismos derechos, muchos se negaron, pero no fueron suficientes para detener el tratado de paz, desde ese momento todos Vivian con elfos, súcubos y más criaturas, incluso dragones que tomaban formas humanoides para poder trabajar, incluso se comenzó a ver híbridos de humanos con estos seres, el mundo estaba en una paz y armonía que parecía imposible, varias razas congeniando entre sí, parecía solo posible en los libros y películas, pero era completamente la vida real, pero había cierta persona que no era feliz, aunque lo tenía todo.
El despertador sonaba llenando la solitaria casa de Finn, golpeó con suavidad el despertador con su palma dejando caer la mano por el borde de la cama, la mañana siempre era el peor momento de su día, no quería dejar su cama, con gran esfuerzo se levantó dejando que el aire frio envolviera su cuerpo que solo vestía un par de calzoncillos, se dirigió al baño mientras bostezaba, un gran baño con azulejos blancos y una regadera moderna.
-Alexa, ¿qué hay hoy en mi agenda? -dijo mientras una pequeña bocina se prendía un aro de luz azul.
-Hoy de las cinco a las ocho de la mañana: rutina de ejercicio, de las doce a las tres: junta con la promotora para nuevo sencillo, es todo por hoy-dijo la máquina para luego apagarse.
-Hugh, mierda, junta para el nuevo sencillo, no tengo nada todavía, improvisaré, otra vez-dijo mientras cerraba las llaves del agua y salía de la regadera - ¿Alexa, que hora es y qué día es hoy?
-Son las cuatro y media de la mañana, hoy es viernes doce de diciembre de dos mil veinticuatro-dijo la maquina mientras Finn salía del baño con una toalla amarrada a la cintura.
-Alexa, reproduce mi lista de reproducción de música, "Música para despertar"-dijo abriendo un cajón dejando caer su toalla.
-Reproduciendo: "Música para despertar" en Spoonify-dijo para luego comenzar a reproducir música.
Una canción de metal comenzó a sonar mientras Finn se vestía, la música sonaba en toda la casa, al acabar de vestirse, Finn fue a verse al espejo, un conjunto de una camisa sin mangas, un pantalón de tela y una chamarra ligera, mientras la música seguía sonando el bajó las escaleras en espiral llegando a su cocina, abrió el refrigerador para sacar dos huevos y un cartón de leche, del mueble arriba de su cabeza sacó un sartén y el único vaso y plato que había en él, rompió los huevos en el sartén y sirvió un poco de leche en él vaso, mientras movía los huevos comenzaba a colocar condimentos, después de unos minutos sirvió los huevos en un plato y con un tenedor comenzó a comer, revisó su reloj, todavía faltaban veinte minutos para empezar su rutina de ejercicios, terminó de comer dejando sus trastes en el lavabo.
-Alexa, deja de reproducir música – Al momento de la desaparición de la música la casa estaba en un silencio que para cualquier persona seria incomodo, para él, era algo normal, tomó sus llaves y salió hacia su garaje, se subió a su coche negro poniéndose el cinturón.
-Oh mierda casi lo olvido – El salió de su auto.
Volvió a entrar a su hogar yendo a su habitación, de ahí, tomó su celular y un par de auriculares inalámbricos, volvió a su auto y salió de ahí.
Finn no miraba a nadie, tenía la mirada centrada en el camino, la carretera podía ser peligrosa a esa hora de la madrugada, así que debía tener cuidado, condujo por diez minutos hasta llegar a un gimnasio. El lugar era enorme, había un gran letrero de neón que decía "Gimnasio", Finn entró al estacionamiento dejando su auto en una parte cercana al elevador. Apagó el motor, tomó su celular y auriculares y salió del auto dirigiéndose a la cajuela, al abrirla sacó una botella vacía y una toalla al parecer nueva de color negro, con todo eso, fue al elevador para subir al gimnasio, al estar ahí, se colocó sus auriculares y comenzó con su rutina, mientras lo hacía, el sentía las miradas de todos, ser alguien famoso no era algo que le molestara, es un símbolo, alguien a quien seguir, pero le incomodaban las miradas, las miles de miradas que recibía, las fotos y los autógrafos no se comparaban con las incomodas miradas que recibía, miradas expectantes, miradas que quieren mandar un mensaje que él no podía descifrar. Soportó las miradas por sus horas de entrenamiento, aunque intentaba ignorarlas era muchas y directas, al acabar estaba cansado, estaba sudando, al levantarse pudo ver a una mujer dragón que se había acercado demasiado a él.
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La vida ordinaria de Finn
Fantasy¿Qué haces cuando eres el musico mas famoso de la década y vives en un mundo de fantasía? Exactamente eso es lo que hace Finn, un joven de 24 años que tiene una vida ordinaria en un mundo extraordinario.