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Los ojos llenos de lágrimas, las manos entrelazadas, temblorosas debajo de la mesada y sus sentidos un poco jodidos, buscando la distracción con sus orbes verdes, rezando internamente por encontrarla.

Su boca se abre para dejar salir un suspiro bajo y tembloroso, sus puños apretando la sudadera que llevaba puesta para ocultar el dolor y la creciente erección entre sus piernas que lo hacía sentir tan bochornoso con el rojo furioso que se asomaba a pintarle la cara.

Tenía su vista fija sobre el hombre sentado justo delante de él, del otro lado de la mesa, quien platicaba alegremente con sus amigos, quienes eran amigos del menor también. Tragaba con fuerza cuando el otro lo observaba de reojo, bajo aquellos mechones lacios que caían frente a esos ojos marrones y penetrantes.

Sus manos se siguen cerrando con fuerza al sentir su cuerpo volverse más tembloroso, sintiéndose tan caliente al punto de que se vuelve algo realmente sofocante. Sus piernas se cruzan en un intento inútil de reducir su incomodidad y las ansias de tocarse.

Recibe un pequeño toque en el hombro, sus ojos viajando inmediatamente hacia el alto pelinegro que lo miraba con preocupación.

— Eu, ¿todo bien? —la mirada de Iván se fijaba en él de forma intensa, cuestionándole con esta su propio bienestar. Los nervios del ojiverde salieron a flote un poco más, pero buscó disimularlo.

— Sí, boludo, ¿por? —le sonrió en un intento de parecer animado, sus manos dejando su buzo de lado y tomando el pequeño vaso de gaseosa que tenía delante, llevando el borde de este a sus labios.

Iván enarcó una ceja, no muy convencido de su respuesta.

— No sé, estás medio raro. ¿Seguro que está todo bien? —se animó a preguntar de nueva cuenta, mirándolo tan fijamente que Rodrigo llegaba a ponerse algo ansioso.

Se quitó el vaso de entre los labios, dispuesto a dar la misma respuesta de antes. Y hubiese estado bien si su interior no hubiera comenzado a tener vibraciones más fuertes. Y también hubiese estado bien si la mirada de cierto tatuado no se hubiera clavado en él luego de ello.

Las piernas de Rodrigo lograron temblar con más fuerza, él presionó el vaso entre sus dedos con algo de dureza, resistiéndose a soltar cualquier sonido demasiado sugerente para su amigo a un costado suyo.

— S-Sí —un tartamudeo que logró disimular con una tos fingida, haciendo de cuenta que se había atorado con su propia saliva—. Sí, boludo. Tengo sed nada más.

— Pero tenés coca ahí. ¿Qué querés? ¿Birra? —se le burló el más alto, dándole un suave golpe en el hombro.

Carrera se rió de forma baja, fingiendo que no había sentido la vibración fuerte que su interior recibió de repente.

— Y, bueno. Si pinta —bromeó de igual forma, riéndose de una forma un poco más normal.

La noche estaba por ser larga, y Rodrigo no estaba completamente seguro de cuánto más podría resistir la sola idea de que su novio siguiera castigándolo así.

Claramente Tomás tenía preparado algo para él. Y claramente su jueguito lo estaba atrapando cada vez más.

Eso no era para nada peligroso. Pero el mayor se comportaba como un maldito animal con su indiferencia y esa sonrisita tan inocente. Como si verdaderamente no le gustara ver a Rodrigo hacer todo por mantener la cordura.

Eso no importaba. A Tomás verdaderamente no, porque la noche apenas iniciaba.

𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗮 𝗳𝗰𝗸𝗻 𝘄𝗵𝗼𝗿𝗲  .ᐟ  rodritom osDonde viven las historias. Descúbrelo ahora