𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗮 𝗳𝗰𝗸𝗻 𝘄𝗵𝗼𝗿𝗲 .ᐟ rodritom os

⨳ , 𝙟𝙪𝙨𝙩 𝙖 𝙛𝙘𝙠𝙣 𝙬𝙝𝙤𝙧𝙚.

Uno abrazaba pacientemente a sus amigos, saludándolos luego de una buena juntada llena de risas y juegos. El otro aguardaba ansioso en el Uber, sin entender porqué al de hebras lacias se le ocurría saludar justo cuando lo estaban esperando en la puerta. Aún así, Rodrigo los saludaba de nueva cuenta estando dentro del vehículo, moviendo de un lado a otro una de sus manos.

Se detuvo y se quedó quieto al ver la figura de Tomás acercarse al coche con una sonrisa plasmada en su rostro, mirándolo tan intensamente que le ponía los pelos de punta, tanto que le alteraba la respiración y lo volvía todo un desastre.

Cuando el mayor ingresó y cerró la puerta, los ojos de Rodrigo no podían siquiera mirarle a la cara. Optó por mirar a la ventana buscando alguna cosa interesante, aunque verdaderamente sabía que no lo habría.

Sus ojos se cierran con un poco de fuerza y sus piernas se vuelven a cruzar al sentir las vibraciones regresar, robando un jadeo bajo y tembloroso de sus belfos. Sus manos volvieron a la sudadera, bajándola mientras fue capaz de escuchar una risa suave provenir del hombre a su costado.

Tomás dio la dirección de la casa de Rodrigo para que el conductor los llevara. El auto arrancó y condujo hacia el respectivo lugar con una velocidad bastante tranquila.

Rodrigo, sin embargo, no está del todo bien. No cuando siente una de las manos de Tomás dirigirse a uno de sus muslos, tomando este con suavidad y apretando lentamente mientras su propio rostro se dirige al cuello del menor.

Carrera traga duro, nervioso hasta la médula.

— Estás siendo tan bueno para mí, ¿no, Rodri? —le susurra a escasos centímetros de su cuello con un tono ronco y la respiración pegándose cerca de su oido, logrando enloquecerlo de la peor manera posible.

Los escalofríos le recorren el cuerpo entero y se frustra internamente cuando el mayor se aleja gustoso, enseñándole disimuladamente el pequeño control que tiene entre los dedos. Esa mirada tan seductora lo intimida, esa sonrisa burlesca en su cara lo pone nervioso, ese aura dominante lo hace mierda, su cuerpo queriendo gritarle que no puede resistir mucho tiempo más.

Los ojos de Rodrigo volvieron a la ventana envueltos en lágrimas que querían deslizarse. Su boca se abría constantemente dejando salir suspiros entrecortados, debilitándose y agradeciendo en su interior que el conductor allá adelante no se estaba fijando demasiado en ellos.

La calentura en su cuerpo iba subiendo con demasía, sus piernas temblaban con una fuerza descomunal que intentaba disimular bajando el buzo que tenía. Cubría la erección que dolía, sentía su pantalón mojarse apenas un poco, sus adentros vibraban con empeño y desenfreno, al punto de que era inaguantable.

Sentía ganas de lloriquear por el inmenso y placentero dolor que su interior experimentaba. Se sentían bien las vibraciones que le proporcionaba el pequeño juguete que Tomás había insertado en él, se sentían tan bien, tan malditamente caliente y jodidamente delicioso.

— Acá. Acá puede dejarnos —habló Tomás luego de un tiempo a un costado suyo, sus dedos abriendo su propia billetera para sacar el dinero correspondiente.

Rodrigo abrió la puerta rápidamente, saliendo del coche y apoyándose unos cuantos segundos en él. Se encaminó a la casa sin esperar a su mayor, tomando el pomo de la puerta de su hogar con las manos temblorosas, sacando la llave del bolsillo de sus pantalones holgados. La colocó en la cerradura y tan pronto como pudo, abrió la puerta y se adentró en la casa.

Tomás vio toda esa secuencia desde el interior del auto con una sonrisa burlesca, al final bajándose del coche y dejando que este último se marche. Su lengua se deslizó por sus labios secos, ansioso por ver qué tanto podía darle Rodrigo en un estado tan vulnerable.