Capítulo 3 - Fernando

69 50 0
                                    

En un quirófano a la mitad de una cirugía, una enfermera seca el sudor del cirujano en turno, han pasado un par de horas en una intenso y duro procedimiento, el silencio reina el lugar, casi puede escucharse el palpitar de cada integrante del cuerpo médico.

El cirujano encargado de pronto arroja un gran suspiro, sus manos se detienen, voltea a ver a todos con una gran sonrisa que apenas se percibe sobre el cubrebocas que le tapa media cara como señal de que ha finalizado después de un buen tiempo de suspenso.

-Otra cirugía exitosa, ¿Pueden creerlo? Este paciente tenía diagnóstico de desahucio, hasta que acudió a mí, no hay nadie mejor que yo en esto.- Dijo Fernando

-Lo hace ver muy fácil Doctor, yo también había escuchado sobre ese diagnóstico, pero sólo tu podías hacerlo.- Expresó el anestesiólogo mientras intenta despertar al paciente.

Después de varios minutos en lo que termina el aseo y traslado del paciente al área de recuperación, las enfermeras toman nota de las indicaciones y demás papeleo, Fernando en las duchas acompañado de Valente quien además de fungir como su anestesiólogo también es su amigo de años.

-Creo que esta vez fue más difícil que la anterior Fernando, me costó mucho mantenerlo con vida debido a su deplorable estado.- Comentó Valente.

-¿En serio? Para mi cada vez se hace más sencillas las cirugías, es algo extraño, realmente puedo ver el procedimiento con mucha facilidad.- Respondió Fernando.

-Tiene sentido, prácticamente vives en el hospital, si no estás en tu oficina leyendo, estás en la morgue escribiendo y más.

-También en el laboratorio practicando un poco, en la morgue solo voy a saludar a Raymund, otro colega universitario, a veces conversar con otras personas es bueno.

-Me he preguntado un par de veces, ¿A qué hora duermes? Siempre veo la programación con varias cirugías en tu nombre, apuesto que te estás forrando de dinero pero ¿Lo vale? -Cuestionó Valente.

Fernando cierra la regadera y se queda un momento mirando al piso mientras las gotas de agua caen de su cabello largo.

-Valente, no quiero que toques el tema del dinero jamás, bien sabes que eso no me mueve, tal vez para muchos cirujanos es lo principal, pero para mí, el conocimiento, la experiencia y cada vez poder hacer algo por este podrido mundo, vale más que los ceros en la cuenta bancaria. Si los tengo, pero no es la razón.

-Tienes razón Fernando, discúlpame, sabes que no lo hice con esa intención.

-Lo sé, te conozco desde hace años... Y sobre descansar, pues no tengo tiempo digamos, tengo la consigna de haber sido alumno del mejor neurólogo, del mejor cardiólogo y del mejor traumatólogo del país, por ende debo llenar esos zapatos a como dé lugar.

-Eso si es una loza muy pesada sobre tu espalda, pero por algo ahora eres mejor que esos tres juntos, nos vemos mañana Fernando.- Finalizó Valente mientras tomaba su mochila y se retiraba.

Descansar, se dice que Einstein solo dormía un par de horas al año, ¿Cuál fue el problema? Inventó muchas cosas y es reconocido como un gran científico.- Murmuró Fernando mientras terminaba de vestirse.

Una hora después, Fernando se encuentra en su oficina leyendo un par de viejos libros y comparándolos con artículos de reciente descubrimiento, para poder hacer una correlación y crear su propio manual.

-Me resulta increíble como lo rudimentario que era antes, también les era funcional en cierta medida, claro no había tecnología de punta como ahora, pero era más cerebro que máquinas, y hoy está pasando algo muy distinto, justo lo contrario, como el tema de las pantallas planas y las personas obesas, este manual que estoy haciendo es y será el legado de la mezcla entre los dos sistemas, ya puedo imaginarlo, el ingenio y el cerebro de hace décadas, con la tecnología de hoy... Oh diablos, estoy babeando de nuevo, tengo una lluvia de ideas, debo ir a ver a Raymund.- Dijo Fernando quien se levantó de su silla.

Una Última CopaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora