Prólogo

1K 82 6
                                    

Desesperación, ira, tristeza, impotencia. Esas eran las emociones que invadieron a Bell Cranel ante lo que estaba viviendo. Él, un Aventurero de Nivel Cinco al cual le dieron el apodo de [El Salvador], se había dado cuenta que ese nombre era una farsa para que alguien como él lo portara. Las cientos de vidas que él había logrado mantener vivas ante los ataques de la maldad de esos Dioses que sólo querían divertirse a costa del sufrimiento de los demás, todo esa se desvaneció, como si nunca lo hubiera hecho, pues a sus espaldas, se encontraban varios cuerpos tirados los cuales ya no respiraban, estaban todos muertos.

Aunque no lo pareciese, él estaba acostumbrado a ver personas muertas, y no, él nunca mató a nadie desde que estuvo en la Familia Astraea, si, desde que estuvo ahí, pues en su pasado, había sido una persona diferente, un monstruo que se arrepintió de sus actos. NO fue fácil ganarse la confianza de todas las mujeres que conformaban la Familia Astraea. ¿Cómo iban a confiar en él cuando ellas debían impartir la Justicia de su Diosa, una en la que ellas estaban totalmente de acuerdo, menos en la decisión que tomó su Diosa. Integrar a Bell Cranel a su Familia fue lo más descabellado que hizo la Diosa Astraea, pero no pudieron hacer nada, y él hizo todo lo posible para demostrar que cambió, que nunca más volvería a matar a ninguna persona, no importa los crímenes que haya hecho, la Justicia haría pagar teniendo a los criminales tras las rejas dependiendo de la magnitud de sus crímenes.

Bell Cranel demostró ser alguien en quien confiar, saliendo herido múltiples veces al usar su propio cuerpo como escudo para defender tanto a sus compañeras como a los demás Aventureros y civiles. Año tras año luchó en nombre de la Justicia de su Diosa hasta ser uno más de sus "Hijos", teniendo al fin la Familia que había perdido desde niño. Se hizo muy cercano a todas, sobretodo con tres chicas, siendo estas Alise Lovell, su Vice-Capitana y Avenutrera de Nivel Cuatro, Gojouno Kaguya, Aventurera de Nivel Cuatro, y Lyra, Aventurera de Nivel Tres. Su vida para él era actualmente perfecta, prometiendo proteger a su Familia con su vida si era necesario, lo que se ganó algunas quejas por parte de su Familia, al decirle que no debía morir por ellas, todos debían protegerse entre si.

"Si tú nos proteges, nosotras también te protegeremos, somos una Familia después de todo."

Esas fueron las palabras que le dijo Alise con una enorme sonrisa a Bell. Es por eso que él se preguntaba lo mismo a cada rato. Si lo que dijo Alise era verdad... ¿Por qué estaban todas ellas muertas? ¿Dónde estaba la promesa de cada uno? Ellas no pueden protegerlo más, y él no pudo protegerlas. Era su culpa, había fallado como Capitán de la Familia Astraea, su promesa fueron sólo palabras vacías.

Si alguien preguntara a cualquiera, nadie le echaría la culpa, pues a lo que se enfrentaba no era un Monstruo común, la criatura que estaba con la boca chorreando de sangre que no era suya, podía ser descrita sólo como una Pesadilla, un monstruo que resiste todo tipo de Magia además de una piel resistente, y añadiéndole una Regeneración que ya lo hacía absurdo al ser casi imposible de hacerle daño.

-¡Maldición! ¡Muere de una vez!- Gritaba con odio puro, atacando de forma salvaje con su arma, un Espadón de casi dos metros.

Su forma de atacar ya no era normal, él ahora luchaba como se le era posible, pues esa abominación casi le arrancó el brazo, dejándolo por completo inutilizable. Pero eso no le importó en lo más mínimo, él no dejaría de luchar hasta morir. No todo estaba perdido, él se habría dejado matar al no tener nada por lo que vivir, pero la recordó, su Diosa, la que lo salvó, la única que le dio esa oportunidad de redimirse del mal camino que estaba tomando, la única que logró aún ver Luz en él. Ella le brindó una nueva Familia. Aunque no fuera un ideal noble por el que ahora viviría, él lo haría, venganza, necesitaba vengarse de la Familia Rudra, la responsable de de matar de forma cobarde a su Familia al tenderles una trampa, sólo para ser recibidos por esa Calamidad.

¿Está Mal Enamorarme De Mi Compañera de Trabajo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora