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YoonGi siempre había escuchado historias sobre los destinados. Dos almas creadas para estar juntas desde mucho antes de nacer. Estos dos afortunados fueron elegidos por la Luna para vivir juntos en esta vida y en todas las vidas que decidieran reencarnar. Sus almas estaban tan perfectamente alineadas que disfrutarían de amor y dicha al ser bendecidos por la Luna.

Aquellos cuentos fantásticos que el abuelo de YoonGi solía contarle siempre le hicieron creer que podría encontrar a su destinada. Esta lo amaría por lo que era, sin peros. En sus sueños lúcidos, el pelirojo incluso imaginaba toda su vida junto a su amada alfa, donde él podría pintar sus cuadros y ser un increíble omega hogareño.

Con los años YoonGi maduro y llegó a la conclusión de que era imposible cumplir esas fantasías infantiles. A medida que crecía, sus esperanzas iban desapareciendo y el menosprecio hacia sí mismo por ser omega le hizo entender lo inalcanzable que era para él el amor verdadero.

Sus padres hicieron aún más difíciles sus esperanzas cuando supo que lo casarían por conveniencia. Aunque en lo más recóndito de su ser aún guardaba la esperanza de tener una vida pacífica, lastimosamente todo cambió cuando cumplió veinte años.

Cuando era mas joven, YoonGi pensaba que cumplir veinte años cambiaría todo para él y podría irse lejos de sus padres y de su estúpida ciudad, y que conseguiría un empleo y sería autosuficiente. Sin embargo, la edad no era más que un número que no tenía importancia frente a su casta.

Sus padres nunca lo dejarían ir, y era muy tonto creer que, siendo un simple omega, podría vivir sin el respaldo de una alfa. Su situación le parecía aún más estúpida.

Aquella noche, unos mese después de su vigésimo cumpleaños, YoonGi fue obligado por su madre para asistir a la fiesta de los Kim, donde fueron invitados solo por cortesía. Celebrarían el trigésimo cumpleaños del amado hijo único de la familia Kim, Namjoon.

Y su madre no perdería la oportunidad de encontrarle una pareja decente. Cualquier alfa, incluso el más pobre de la fiesta, podría salvarlos de su difícil situación actual.

YoonGi consideraba que asistir a la fiesta era una gran estupidez, ya que nunca podría llamarle la atención dr ninguno de los presentes con su apariencia y sus pensamientos cerrados.

Se aferraba firmemente a sus creencias, a no ser simplemente un omega más del montón en busca de ser marcado. Desafortunadamente para él y afortunadamente para su familia, todo se fue a la mierda cuando todos se dieron cuenta de que el hijo modelo de los Kim y el desastroso Min eran destinados.

El escándalo fue enorme. Su familia, que había sido pasada por alto por la sociedad durante años, estaba nuevamente en boca de todos. Pero esta vez, no era debido a su situación económica o a los chismes que los rodeaban, sino porque el alborotador y rebelde Min YoonGi, el omega que había abandonado sus estudios de omega y había optado por enfocarse en estudiar historia y artes, había sido destinado a Kim Namjoon, el único hijo de la familia más rica de su ciudad y posiblemente de toda Corea.

Para Kim y Min no fue necesario entablar una pequeña conversación; sus instintos actuaron primero, como si fueran animales atrapados en aquella casa. El cosquilleo en sus cuerpos y el agudizamiento de sus sentidos al verse frente a frente los hicieron darse cuenta de que las tontas historias fantásticas que el abuelo de YoonGi le había contado podrían sobrepasar la ficción para instalarse en la realidad con una firmeza innegable.

Lamentablemente para los Kim y afortunadamente para los Min, la condena que la luna había impuesto a los dos jóvenes tuvo un efecto inmediato. Ahora eran animales en celo que fueron difícilmente separados por los padres del mayor.

Para YoonGi, esa noche fue la peor humillación de su corta vida hasta ahora, a pesar de que fue la única vez que pudo ver a sus padres orgullosos de él.

YoonGi no podía recordar en qué momento había saltado encima del alfa y había tratado de seducirlo, pidiéndole casi a gritos que lo marcara o que, al menos, lo tomara y lo aliviara del dolor causado por su repentino y doloroso celo. Fue escandaloso, humillante y, sin duda, asqueroso verlo, aún más incómodo por el hecho de que sus padres no hicieron nada para detener la absurda escena.

Todo era simplemente para asegurar una vida con ese alfa para él.

Aunque era cierto que no era su culpa, YoonGi se enojaba consigo mismo por haberse dejado controlar tan fácilmente por su lado animal. Recordaba lo sumiso y compasivo que se había puesto con el alfa mayor, y se lo recriminaba con vergüenza.

Aunque sabía que no era culpa suya, la vergüenza lo asediaba y hacía que se odiara aún más. Quizás si hubiera sido más rebelde y hubiera escapado con Hoseok cuando llegó a su casa como todos los fines de semana, no tendría que recordar aquella situación tan humillante.

YoonGi quiso creer que todo quedaría en una simple y vergonzosa anécdota que se recordaría en las bromas familiares de fin de año. Pero estaba siendo tonto; sabía perfectamente lo codiciosos que eran sus padres y que no tenían límites cuando se trataba de mantener las apariencias de lo que ya no eran.

Ahora estaba comprometido con uno de los alfas más cotizados del país y se casaría con Kim NamJoon, un sueño para muchos omegas independientemente de su rango o estatus, pero una pesadilla para él. No lo odiaba porque no lo conocía pero sabía que el no debía salir con un señor de treinta años.

Y a Hoseok, el ahora ex novio de YoonGi, tampoco le hizo ninguna gracia su compromiso con Kim Namjoon. Fue como un balde de agua fría cuando los padres del omega le obligaron a terminar con él de la peor manera posible, alejándose de su amado Yoongi fue lo más terrible, aunque no hizo nada para intentar evitarlo.

Ni siquiera intentó luchar por él o comprender que era una sentencia de muerte para su amado, al cual tanto afirmaba amar.

Era una traición sin precedentes para Min. Para él mayor fue una mala noticia. Lo mejor sería que alguien se llevara al omega lejos de su vida, si fuera posible. ¿Cómo un alfa dejaría ir a su omega tan fácil? Le resultaba incomprensible  que ahora tuviera el camino libre y que su familia lo presionara para casarse con un estúpido niño que ni siquiera conocía de nada.

La luna nunca había sido amable con los dos, y nuevamente se sentía como si se burlara en sus caras. Namjoon había prometido a su ahora amante hacía apenas unos meses que, por primera vez en mucho tiempo, lucharía por un compromiso digno para él, y que convencería a sus familias de su matrimonio. Pero una vez más, dichas palabras se las llevó el viento con su situación actual.

Por su parte, YoonGi había regresado con Hoseok nuevamente y irónicamente nunca habian estado mejor.

Sus vidas se sentían como una cruel y sarcástica broma orquestada por la sagrada luna.

Destinado Min. - NAMGIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora