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YoonGi estaba completamente convencido de que el último mes había sido el más difícil y largo de su vida hasta ahora. Había aguantado cómo su madre lo había sacado de la universidad a la que se había esforzado tanto por ingresar, todo por culpa de su compromiso.

Tenía tanta cólera dentro de sí mismo que podría insultar a cualquiera que tuviera el mal gusto de pasar por delante de él. Odia lo que se estaba convirtiendo su nueva vida.

Le resultaba asqueroso tener que comprometerse con el señor Kim; incluso si intentaba que sus sentimientos cambiaran para con él, no tenía sentido.

Lo había intentado incluso si e decian lo contraria,  asu favor, YoonGi ya había puesto todo su esfuerzo en las pocas cenas que la familia Kim había organizado. Fue suficiente con una sola salida para darse cuenta de que el hombre mayor era imposible de tratar y de que ninguno de los dos estaba realmente interesado en tener algo en común.

Las vidas de los dos estaban en etapas completamente diferentes. NamJoon no comprendía los dramas de los veinte años de YoonGi y, incluso, había mencionado que sus problemas eran patéticos en comparación con los de él. Cuando Min intentó explicarle su "rivalidad" con Park Jimin y por qué tenía sentido para él, Kim simplemente comentó que ya estaba demasiado grande para esas cosas y después le dio un sermón de lo que "realmente era importante en esta vida". YoonGi, después de ese día, se esforzó por comer lo más rápido posible en sus citas con el mayor para escapar lo antes posible de la incómodidad.

Esta situación reforzó la idea de que sus padres lo habían vendido como un simple animal cuando salía con Namjoon. Lo habían vendido como un accesorio lindo que debía ser mostrado y presentado ante el mundo.

—"Eres joven, podrás aprender a ser un buen esposo."

—"Eres lo suficientemente atractivo para poder ser mi esposo. La prensa te amará, y si todo sale bien, aprenderás tus deberes como esposo. Tendrás clases personalizadas y así podrás presentarte en sociedad como mi omega."

Aquellas palabras estaban en su mente, y cuanto mas se las repetía, más nauseabundo se sentía.

Cuando Namjoon lo llevó a la casa de sus padres y estos le dijeron lo fértil que era, lo lindos que serían sus cachorros, ahí comprendió que su vida cambiaría para siempre sin que él pudiera elegir, pero daba lo mismo, para eso eran los omegas, ¿no? Para que sus vidas fueran elegidas por los demás y simplemente fueran lindas, sumisos e idiotas.

Se sentía como si la historia de su madre se estuviera repitiendo con él. Tal vez los rumores de los demás sobre ellos eran ciertos; su apellido estaba realmente maldito.

Estaba frustrado lidiando con sus propios padres y, por si fuera poco, ahora tenía que soportar a los padres de Namjoon diciéndole lo bonito que se vería embarazado y con muchos cachorros, como si fuera simplemente una máquina de hacer bebés.

Por un lado, Namjoon se esforzaba por convencerlo de que terminara sus estudios para ser un buen omega. Se preguntaba si esto era simplemente el karma de su hermano y sus padres.

Sin duda no tenía buena suerte. Le parecía irónico pensar en Hoseok, su exnovio;  habían regresado apenas dos semanas antes de su compromiso y se habían prometido vivir juntos.  Ridículo.

Hoseok y Min se dejaban llevar y se comportaban como las olas del mar, que iban y venían. Así lo veía YoonGi, quien intentaba ser romántico y pasaba por alto que por la menor discusión se separaban, tenían sexo con alguien más y luego se celaban. Después, peleaban nuevamente y volvíán a estar juntos.

Para él, su era amor pasional, juvenil y todo lo que necesitaba en su aburrida y monótona vida.

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Destinado Min. - NAMGIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora