Capitulo 1

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En todo el campo de batalla había un silencio lleno de paz, pudieron derrotar a Naraku y ellas pidieron el deseo correcto a la perla. El "amor" que decia sentir por Inuyasha resultó ser agradecimiento y amistad y ella estaba más que conforme con eso.

Sentía todo su cuerpo adolorido, casi no podía respirar, su tiempo en este mundo se acababa al mismo tiempo que esto le ocurría a la persona que se había convertido en su hermana.

Kykyo – pensó la sacerdotisa del futuro, mirando con dificultad a la derecha, a su lado recostada estaba ella, la mujer que le enseño tantas cosas. Muy mal herida.


Ni siquiera ella sabía como se habían vuelto buenas amigas para a final considerarse hermanas, suponía que todas esas conversaciones y peleas que tuvieron por quien se quedaba el hanyo eran un perdida de tiempo para el objetivo principal de la misión, le causaba risa con solo recordarlo. Un sollozo la saco de sus pensamientos.

– Aomecita – dijo el pequeño kitsune que estaba siendo abrazado como forma de consuelo por Sango, la cazadora tenía lágrimas de impotencia en sus ojos y a su lado se encontraba el monje Miroku en las mismas condiciones – por favor no te vayas – rogó, no quería perder a la que se había convertido en su madre.

– Shippo – los ojos de Aome se habían cristalizado por las lágrimas - lo siento cariño, pero no hay nada que se pueda hacer, si fuera por mi me quedaría para siempre contigo.

– Amiga, si tan solo hubiéramos sido más cuidadosos – Sango no quería aceptar la realidad, reprimió un sollozo – tal vez ustedes no hubieran terminado tan lastimadas.

– Sanguito tiene razón señorita Aome – dijo Miroku apoyando las palabras de Sango – si tan solo hubiéramos peleado más.

– Chicos – Aome ya no podía más, faltaba muy poco para que muriera estaba segura - por favor, no dejen...

– No dejen que nuestra muerte los desaliente – dijo Kykyo con dificultad, interrumpiendo a Aome – la muerte siempre trae esperanza y renacimiento.

– Eso es, por favor Sango y monje Miroku cuidense y cuiden a Shippo, hagan que se alimente bien – ambos nombrados asintieron – Shippo – el pequeño zorro le prestó total atención – no les causes muchas molestias, pórtate bien y quiero que sepas que siempre voy a estar contigo.

– Si... Mamá – Shippo estaba muy triste, pero se mantendría fuerte para hacer sentir orgullosa a su madre.

– Buen chico – Aome sabía que Shippo saldría adelante después de esto y eso la tranquilizaba.

– E Inuyasha – dijo Kykyo llamando la atención – saben que es muy terco, por favor cuidenlo también – recibiendo una afirmación de parte de ellos.

Aome y Kykyo no lo volvieron a ver después de que las recostó a ambas en el suelo y desapareció adentrándose al bosque,sin decir una sola palabra suponían que sabía lo que pasaría y no quería está ahí para presenciarlo.

Entonces sucedió, sus cuerpos comenzaron a brillar, envueltos por una luz dorada que cegó al equipo por unos segundos, al abrirlos se encontraron con dos águilas de hermoso plumaje, parecían que brillaban gracias a la luz de la luna. Sin duda algo maravilloso y mágico.

Las águilas extendieron su alas comenzando a volar dando vueltas como si jugarán entre ellas hacia el cielo estrellado desapareciendo en un abrir y cerrar de ojos.

Hermanas del Destino (Harem) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora