Kookmin.
Park Jimin, un chico de preparatoria qué incendió su casa y como castigo sus padres quitan toda potestad en el.
no tiene hogar, no tiene dinero, y sus estudios se paralizarán por falta de fondos. en fin, estaba acabado; sin embargo su ami...
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-¿me dejó en visto?-puchereó levantándose de la cama.
Con una gran sonrisa dio un salto directo a su guarda ropa-¿Qué llevo puesto? Hace mucho que no veo a Hyung-sus labios en patito se mordieron al ver lo conjuntos de ropa. Sus ojitos azules se detuvieron observando su ropa de encaje. Bufó cerrando la puerta con la ropa elegida.
Habían pasado dos días desde qué Jeon le había provocado esa extraña sensación, al principio sintió terror, pero luego pasó como si nada cuando se calmo. Suponía que Jennie tenía razón, solo era algo natural de su cuerpo.
Salió de la ducha arreglando sus cabellos alborotados; tomó las llaves y se amarro bien las cintas de sus botines negros.
Salió del cuarto sin observar la puerta de su vecino, no quería ni verlo en pintura, le tenía miedo aún que no quisiera aceptarlo.
Todos dormían, pues era sábado por la mañana. Bajó las escaleras casi corriendo susurrando la canción que sus audífonos reproducían en sus oídos.
Sin mirar la sala salió con rapidez, no obstante Jungkook le miraba desde las pantallas en las cámaras que tenía la casa; Jeon empujó su mejilla recostado en su silla con sus ojos adormilados.
-¿Adónde vas enano?-musitó-bueno no me importa-bostezó.
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Eunwoo movía sus piernas sobre un columpio esperando del menor, sus dedos se movían nerviosos, y él gorro de su polo cubría su rostro con sus cabellos oscuros.
-¡Hyung!-jimin saltó frente a él con sus manitas detrás de su espalda. Jeon elevó su mirada de las piernas laceadas del blondo hasta el suéter negro. Park le sonrió saludando con euforia.
-¡oh! Jimin-se levantó quitando el gorro. Park le sonrió -¡Te ves lindo!
-yo siempre soy lindo Hyung-apretó sus mejillas sacando una suave risa tímida al varón-¿Y no me da un abrazo?-dijo abriendo sus brazos.
-¡por supuesto!-se acercó al menor tomándolo en sus brazos. Jimin era pequeño y tierno qué no podía evitar elevarlo al abrazarlo, su nariz se deleitó ante el olor dulce qué él menor desprendía-te extrañe...
