𝑫𝒊𝒏𝒂𝒉𝑶𝒍𝒍𝒊𝒆

El baile.

Dinah Lance observó la habitación en la que se encontraba sin emitir ningún sonido, no era un lugar feo o desagradable, es mas, era todo lo contrario. 

Era una habitación enorme, pintada de blanco con decoraciones elegantes y costosas, por supuesto que lo serian siendo parte de la mansión de un millonario, del mismo millonario rubio que ahora se acercaba a ella.

—Hola señorita —saludo el hombre para llamar su atención—. No creo haberla visto por aquí antes. Soy Oliver Queen —se presento, estrechándole la mano, ella ya lo sabía.

—Dinah Lance, un gusto señor Queen —respondió.

—Dinah... —repitió en voz baja Oliver, como probando el como sonaba— Un nombre precioso, igual que su portadora. Y por favor, llámame Ollie, el placer es todo mío, Dinah.

La mencionada sonrió, sus mejillas tiñéndose de un suave tono rosado ante el halago, estaba acostumbrada a ese tipo de comentarios coquetos de parte de tontos, pero que ese hombre lo dijera la hacia sentir... Diferente.

—Es una bella canción, ¿no crees? —pregunto el millonario, escuchando la música lenta que sonaba.

—Hermosa, ojalá pudiera bailarla —dijo la mujer, todo salió exactamente como quería cuando el hombre la invito a bailar, ella acepto.

La guio al centro del salón con tanta suavidad como con la que tomo su mano y beso el dorso de esta. Sus fuertes brazos envolvieron su cintura con delicadeza, una de sus manos agarro la suya, Dinah pudo ver como algunas mujeres la miraban con celos y envidia, así que para molestar mas apoyo la cabeza en el hombro de Oliver, lo mismo hizo con su mano libre del otro lado, y cerro un poco los ojos, sintiéndose tranquila cuando Queen y ella comenzaron a moverse ligeramente con el ritmo de la música.

—Bailas bien —dijo Oliver a la mujer rubia contra el, la mano en la cintura de esta se movió un poco para comenzara a acariciarla con suavidad, no pudo evitar sonreír al ver como ella lo hacia.

—Tu también —respondió.

Y siguieron bailando en silencio. Ese fue el hermoso comienzo de todo.