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A veces, en la vereda, tengo que correr. Y mamá se asusta porque me suelto de la mano y corro hasta la esquina. A veces juego a que corro a las gaviotas hasta que se vuelan, justo en la esquina.

Pero no cruzo la calle. Espero a mamá y cruzo.

Pero en la otra vereda corro hasta la otra esquina y si mamá quedó muy atrás, corro hasta mamá y después vuelvo a correr hasta la esquina. Mamá me dice, "pareces el perrito del vecino".

Mamá me retó y me tiró todos los juguetes por la ventana.

Me tiró los juguetes por la ventana y me puse a llorar y me fui a juntar los juguetes a la vereda. Mamá me siguió.

Me dice, 'te dije que te los iba a tirar". "Para qué me amenazás si sabes que cumplo".

No sé que es amenazás. Yo no quería ordenar, pero no quería que me tirara los juguetes por la ventana.

Dije, "a que no me los tiras porque no quiero ordenar".
Me quiero volver a la playa.

Lloro mucho en la vereda y mamá me quiere abrazar pero yo no. Y me vuelvo al departamento con la Nati y el vestido azul de la Barbi y el oso Yogui y el Juani.

Me tiro en el piso de la pieza y me tapo la cara con los brazos. Escucho cuando mamá entra y cierra la puerta.
Le grito, "¡me voy a ir a la playa!"

Mamá me grita, "¡tenes que quedarte acá porque son mi hija!" Mamá se cansó.

Me dice, "más vale que te acostumbres a la ciudad porque vas a vivir acá hasta que sean mayor de edad".

No sé qué es mayor de edad. Digo, "¿cuanto falta?"
Mamá dice, "mucho".

Tengo una gatita que se llama Pamina. Es gris a rayas con negro y tiene los ojos verdes y la nariz rosa.

Es chiquitita y duerme conmigo. Hace pis y caca en un tacho con arena que mamá puso en el balcón y come carne cruda y toma leche y agua.

Mamá me dijo que tengo que cuidar a Pamina, fijarme si tiene el baño sucio y avisarle cuando Pamina no tenga comida. Me dijo que Pamina tiene que tener siempre lleno el tarrito de agua y el de leche también.

Mamá me dijo, "es como si fuera tu hijita".

Malena del Jardín me preguntó por qué no tengo papá.

Yo dije, porque se perdió.

"¿Por qué?", me preguntó.

"Porque se le paro el corazón", dije.

Malena me contó que a su abuelo también se le paró el corazón, pero porque era viejito. Me preguntó si mi papá era viejito.

Yo le dije que no. Cuando llegue mamá le voy a preguntar si puedo ir a jugar a la casa de Malena.

Mamá me dejó ir a jugar a lo de Malena.
Malena tiene un departamento lindo pero con muchas cosas.

La mamá se ríe de mentira todo el tiempo y usa pintura en los ojos y en la boca.

Mamá nunca se pinta.

La mamá de Malena usa tacos y pollera y nos pidió que no rayemos el piso y que no hagamos ruido porque le duele la cabeza.

Mamá no usa tacos y no le duele la cabeza.

Malena tiene muchas muñecas y muchos vestidos y una casita de tela que me gustó mucho; y en la casita tiene una mesa y dos sillas chiquitas y una cuna para la bebé. La bebé llora y se hace pis cuando le damos la mamadera. Malena me mostró que la bebé tiene una puertita en la espalda que adentro tiene una pila.

Malena tiene un papá que es soldado y trabaja todo el día y cuando llega mira la tele.

El papá de Malena no habla y usa un traje verde con sombrerito verde. Malena me dijo que nunca hay que hacerlo enojar. "Porque grita", me dijo.

Mi papá nunca gritaba. Lástima que se perdió.

Mamá me vino a buscar.

El papá de Malena le abrió la puerta y llamó a Malena.
Malena fue corriendo y vino corriendo y me dijo que estaba mi mamá.

Mamá estaba seria pero me di cuenta yo sola porque ella sabe reírse de mentira sin que se den cuenta lo seria que está.

Cuando me vio me dijo, "hola amor, ¿vamos?"
Cuando cerramos el ascensor mamá respiró fuerte y me agarró la mano. Temblaba. Le dije que temblaba pero no me dijo nada.

El Mar y la SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora