-¿Y papá?-A mí me parece que vos te acordás de algunas cosas...
-No, en serio. Tengo ideas... pero nada más...
-¿Qué ideas tenés?
-Que lo extrañaba. Bah, lo extraño...
-Es que vos y tu papá se llevaban muy bien.
Eran recompinches. Yo era la mala. Conmigo te peleabas un montón, ¡más que ahora! Con él, sólo mimos.-...
-¡Claro que lo extrañabas! ¡Y yo también! ¡Lo extrañábamos a lo loco!
-...
-Me preguntabas mucho cuándo iba a volver. Estabas convencida de que se había perdido con la bici.
-¿Sí?
-Totalmente. Tanto que decidí decirte que había muerto... Me pareció que era lo mejor, como para que no lo esperaras más. De última, si aparecía, íbamos a ser dos para explicarte mi error. Y los tres íbamos a estar muy felices.
-...
-Vos lo entendiste. Al menos eso pareció. Y te dije que no lo podías ver pero le podías hablar al cielo.
-¿Y le hablaba?
-Todas las noches.
-...
Igual que ahora.
Pero ni loca le cuento eso a nadie.
-¿Listo?
-¡NO! Contáme de cuando nos vinimos a Buenos Aires...
-Bueno. Ya que estamos, voy a confesarte, ahora que sos grande, que los primeros seis meses estuviste in-so-por-ta-ble.
¡Todos los días hacías algo para pelearte conmigo!-¡Es que yo no quería vivir acá!
-¡Aaah! ¡De eso sí te acordás!
-...
-Después fuiste aflojando y cuando encontramos a Pamina casi, casi me perdonaste. Te podría decir que hasta me hacías chistes de vez en cuando...
-¡Pobre Pamina!
-Una gata santa... ¿te acordás cuando le enseñaste a abrir las puertas?
-¡Sí!
-Divina, Pamina. Me ayudó a que vivieras un poquito más contenta en Buenos Aires...
-¿Y cuándo te secuestraron a vos?
-¡Nos secuestraron, hija! A vos sólo unas horitas, por suerte...
-Bueno... nos secuestraron.
-Después del mundial del '78. ¡Esa farsa! ¡Qué vergüenza!
-¿Era de día?
-¡Pleno mediodía! Es más, estábamos comiendo canelones. ¡Desde ese día que me cuesta muchísimo almorzar canelones!
-¿Mediodía?
-Sí. Primero tocaron el timbre, pero yo ni llegué a la puerta cuando siete tipos, algunos de uniforme y otros de civil entraron con toda la violencia posible. Nosotras gritamos. Me zamarrearon. A vos también. Intentaron separarnos. Y me puse como loca.
-...
-Tanto grité que te soltaron y te viniste detrás de mí. Yo temblaba como una hoja y vos también.
-...
-Les pedí que te dejaran con unos tíos. Por suerte los hermanos de tus abuelos están desparramados por todo el país y todos nos ayudaron.
-...
-¿No te acordás?
-Nada.
-Los militares me obligaron a decirte que me iba a ir con ellos a hacer unos trámites y que te iba a dejar con esos tíos. Vos no querías saber nada y uno de los hombres, para hacerse el simpático, te dijo que eligieras algo especial para llevarte.
-¿Y yo que dije?
-¡Que querías llevarte a la gata! ¡Las caras que pusieron! Ahora te lo puedo contar en versión humorística, pero en el momento tenía tanto miedo que los veía perseguir a Pamina como quien mira una película de terror...
-¿Y la atraparon?
-Sí. La persiguieron hasta la terraza, pero la atraparon y te la dieron.
-...-Y después te dejamos en lo de los tíos esos y me despedí rogando volver a verte.
-¿Y yo?
-Y vos... Al día siguiente te vinieron a buscar tus abuelos y se fueron todos a Bahía. Y ahí te quedaste hasta que me soltaron.
-¿Y allá que hice?
-Eso tendrías que preguntárselo a tus abuelos...
Lo que ellos me contaron es que hablaste mucho con la abuelita y con tu tío Pancho. Jugaste con tus primos... No sé...-Te extrañé...
-Sí. Tenías miedo de que me muriera. Se lo dijiste a todos. Y no les creías cuando te decían que no, que yo iba a volver.
-No me acuerdo.
-Bueno, hijita. Es lógico que no te acuerdes. Bah, yo también borré unas cuantas cosas de mi memoria.
-¿Y por qué siempre me preguntás si me acuerdo de las cosas?
-Porque, por el tono de tus preguntas, pareciera que estás esperando una respuesta que ya sabés... ¿Me entendés? Como si preguntaras sólo para ratificar lo que tenés en la cabeza...
-Ah... pero no me acuerdo en serio...
-Bueno. Entonces no voy a insistir con eso. ¿Te quedó algo más en el tintero?
-¡Muchas cosas!
-Me imaginé. No sé por qué... Si te parece, podemos seguir otro día.
-¿Otra entrevista?
-Como quieras, hija.
-Bueno... Lo voy a pensar. Pero creo que sí... Más adelante...
ESTÁS LEYENDO
El Mar y la Serpiente
Fiction HistoriqueNovela de la escritora Argentina Paula Bombara. En ella se narra en primera persona la experiencia de una niña pequeña cuyos padres son secuestrados por la dictadura argentina.