05. Padres E Hijo

4 0 0
                                    

El conocerte a ti mismo es algo difícil, el saber quien eres duplica aun más la dificultad. La pregunta de ¿Quien eres? Es difícil de responder claro, algunos responderían fácilmente con su nombre, su edad e incluso su estado académico o laboral, otros responderían algo aún más sentimental; sin embargo, creo fielmente que el cuestionarte aquella pregunta es un gran paso para conocerte, encontrarte y saber quien eres.

Jeon.

La música fuerte curiosamente hacia que me concertrara mejor cada que escribía una de las famosas "frases de Jeon", esta vez, bad boy de bigbang era lo único que se escuchaba en toda la casa, era consciente de que a mis padres les molestaba que subiera tanto el volumen, quizás era porque estaban cansados de las mismas canciones una y otra vez, aunque ellos no se quedaban atrás con sus canciones empalagosas viejitas.

Cosas de adultos que nunca entenderé.

El llamado fuerte e irritante de la puerta me hizo salir de mis pensamientos e ir; tal vez era un "bajale a tu música" o un "si vuelves a cerrar la puerta con seguro te castigare"

Cualquier cosa era de esperarse.

—¿Qué?

—Es hora de que salgas de tu habitación, ¿qué te parece si vamos a comer algo?

Todo era de esperarse, todo menos eso.

—¿Por qué?

—Lo hablé con tu padre, creo deberíamos ir, como... Como familia —Vaya que le costó decir eso.

—Estoy bien así, no quiero ir.

—Vamos, iremos a un lugar bonito, ¿Qué dices?

—Estoy bien, de verdad, comí algo hace rato —No, no era cierto.

—Uh, bueno... Iré abajo con tu padre.

Odiaba la manera en que su mirada me hacía doblegarme, era extraño que viniera a pedirme que saliera, ella decía la verdad; ellos querían salir conmigo, no podía decirles que no, no a la mirada baja de mi madre que hizo al voltearse.

—Ahg, ¡bien, iré! bajo en un momento.

Volteo a verme, como si de un milagro del cielo se tratara, y vaya que lo era—. Gracias, hijo, te esperamos abajo.

No sabía cómo sentirme, nunca recibía afecto o cariño de otras personas, mucho menos de mis padres y cuando lo intentaban siempre había un rechazo de mi parte. Tal vez era un mecanismo de defensa, o simplemente era la adolescencia.

Baje de las escaleras viendo a mi padre y mi madre sentados en el sofá esperando sin esperanza. Sí, había tardado mucho en bajar.

—Ya estoy listo.

—Te dije que iba a bajar —Murmuro mi madre.

—Bien, vámonos —Dijo mi padre abriendo la puerta dejándonos pasar a mi madre y a mí primero.

Mis sentidos estaban extrañamente alerta pensando en los lugares a donde me llevarían con la mentira de ir a un "restaurante", tal vez a la iglesia, tal vez a un psicólogo que no me vendría tan mal, un centro de autoayuda o incluso al doctor, vaya que eran bastantes lugares.

Todos esos pensamientos se desvanecieron al arrancar del auto y volver a ver esas blancas y esponjosa nubes después de casi 3 semanas sin salir.

Empezaban las vacaciones de verano y a nadie se le pasaba por la cabeza quedarse en casa acostados sin tener nada que hacer en todo el día, en cambio, todos preferían salir con sus amigos, pasar el rato, divertirse y disfrutar el inicio de las vacaciones.

Homosexual por accidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora