💛 MI NIÑA 💛 #1

03. 💛 Hay que denunciar a las tiendas de ropa 💛

— Jack, no peines así a la Barbie, la vas a dejar calva — Sophie me reprende, haciéndome darme cuenta de los tirones que le estoy dando a la pobre muñeca con el peine. Hay más pelos en el accesorio que en su cabeza.

— Perdona pequeña, no lo había visto.

— Parece que alguien está de mal humor — canturrea mofletitos a mi lado, riéndose de mi cara de pocos amigos.

— No lo estoy, solo pensaba en mis cosas.

— Pues tus cosas parece que te aumentan la agresividad con las muñecas.

— No te pases de vacilona — le advierto apuntándola con el peine que aún tengo en mi mano.

— Necesitamos maquillaje para la Barbie, importante — Sophie se pone en pie dejando la muñeca al lado de mofletitos — Voy a buscarlo a mi habitación, Lila no dejes que Jack toque a las Barbies.

— ¿Por qué? — pregunto con el ceño fruncido.

— Porque les pones la ropa del revés, casi les rompe las piernas y quieres dejarlas calvas.

— Eh, yo hago lo que puedo — bufo por todas esas críticas tan negativas — Pensaba que el velcro de la ropa iba para delante, que las piernas se doblaban como plastilina y que este peine desenredaba mejor.

— Te dejo encargado de planchar los pijamas — me da una caja con más ropa diminuta y una plancha — ¿Podrás hacerlo o los quemarás?

— No sé, ¿esta funciona de verdad? — cojo esa pequeña plancha y la miro de cerca — ¿Se enciende?

— Claro que se enciende, mira.

Me señala un botón que tiene en un extremo color rojo. Yo miro a mofletitos sin saber si me lo está diciendo de verdad o es otra cosa simbólica que da paso a la imaginación. Esta niega con su cabeza, me quedo más aliviado porque así no podré montar ningún incendio.

— Vale, botón azul, entendido.

— ¡Rojo!

— No, me has dicho azul — sonrío bromeando, me gusta picarla un poco cuando se pone en modo mandona.

O sea, siempre.

— ¡Dije rojo! — mueve sus manitas con frustración — No hay botón azul, no puedo haberte dicho ese color.

— Igual eres daltónica.

— ¡No estoy enferma!

— Eso no es estar enferma, es que no distingues colores.

— Yo sé muy bien los colores, me los enseñó mi profe. ¡Lila!

— Vale ya, Jack — mofletitos habla viendo que Sophie ya está muy alterada — Déjala tranquila.

— Qué aburridas, solo eran pequeñas bromas — me siento en el suelo al lado de ella al mismo tiempo que mi hermana me saca la lengua y corre a su habitación a buscar lo que ha dicho antes — ¿Cuántas cosas se les pueden poner a unas simples muñecas?

— Te sorprendería, ahora venden cualquier cosa.

— Ya lo veo, en cualquier momento venderán ropa interior y tetas de plástico.

— Eso ha sido un comentario del estilo de mi hermano, no dejes que te contagie su pensamiento guarro.

— Para nada, creo que nadie va a poder llegar a su extremo nunca.

— Pero tú también piensas así a veces, yo lo sé.

— ¿Cómo sabes? ¿Me lees el pensamiento?

Por favor, que no lo haga.