32. 💛 Tu piel, mi piel... 💛

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— Ya.

Escucho su aviso y me la encuentro boca abajo en mi cama, con un tanga rematadamente minúsculo de encaje de color rojo. Espectacular, tengo una vista espectacular. Si es que solo tendría que apartarle un poco el tanga, meterle la polla en cuatro y agarrarle del pelo para...

— Joder... – aprieto los puños para dejar de pensar eso.

Mierda, ya se me puso dura.

— ¿Pasa algo?

— No, para nada – niego y agradezco que ahora no me mire - Ehh... A ver... Si te hago daño me dices...

Me pongo en un lateral de la cama, ya que ahora no puedo sentarme sobre ella porque tengo que masajearle todo el maldito cuerpo con el aceite este.

Mis manos temblorosas esparcen el aceite por toda su espalda, masajeando suave para que mañana no tenga ninguna contractura. Toso cuando bajo hasta casi su culo, así que las aparto para poner las manos en sus tobillos. Subo por sus piernas, haciendo círculos en su piel. Que piernas tan ricas, pero... Madre mía con su culo. Para ser tan chiquitina le tiene bien puesto y jugoso, no puedo dejar de fijarme en cómo desaparece el hilo del tanga entre sus nalgas. Eso debe de ser el paraíso. Es un masaje, así que debo masajear toda su piel, y su culo no se va a quedar sin aceite, tiene que estar también hidratado. Me muerdo el labio inferior fuertemente en cuanto escucho un gemido bajo cuando le masajeo un poco esa parte de su anatomía.

— C-Creo qu-que ya es su-suficiente — no le hago caso, ni siquiera la escucho lo que dice. Yo sigo a lo mío y ahora que la he escuchado gemir, quiero que lo vuelva a hacer.

— Llevamos poco tiempo, tengo que extender más el aceite – digo rápidamente como excusa y continúo.

Masajeo su espalda con movimientos circulares y ejerzo presión sobre la parte de sus riñones, consiguiendo que vuelva a gemir. Me detengo por un momento y controlo el impulso que tienen mis manos de agarrarle el pelo para que gima aún más fuerte. Bajo mis manos lentamente, muevo mis dedos en su espalda baja y cubro con ellos sus costados. Repito lo que hice antes, yendo hacia sus muslos para ver cómo va desapareciendo el aceite poco a poco. Este líquido solo queda más visible en la parte de su culo, así que... A masajear se ha dicho.

— Jack... — menciono su nombre a través de un gemido, le está encantando que le toque el culo.

— Mmm — murmuro en respuesta con la cabeza bastante distraída en su cuerpo.

— ¿Que est-tas haci-ciendo? — gime más fuerte cuando se le aprieto con ganas. Quiero escuchar estos gemidos todo el tiempo.

— Darte un masaje... – contesto fingiendo normalidad - ¿No te gusta?

— S-Sí, pe-pero...

— Pues tú solo disfruta.

Ahora sí que me siento con cuidado sobre sus piernas, ya no me voy a manchar. Subo mis dos manos de su culo a sus hombros y cojo aire al notar la necesidad de apretar y masajear también sus tetas. Consigo que mis dedos rocen la parte que se ve aplastada contra la cama mientras mi boca baja a su nuca para besar un poco su piel.

Mofletitos suspira y jadea por lo que la hago y yo no puedo estar más encantado... Y caliente. Esta situación me viene grande con ella, ya que me veo perdido y desconcertado con hacerla cosas que no sé si son del todo correctas. Aunque, por otro lado, si ella quiere y yo quiero... ¿Qué problema hay? Le estoy dando muchas vueltas a todo, como siempre. Parece que mis sentimientos salen mejor cuando no pienso tanto en las consecuencias de mis emociones.

Mis dedos acarician más tus tetas y mis labios siguen dejando un rastro de besos por su espalda, mofletitos no para de gemir. Lástima que tenga su cara contra la almohada porque sería muy excitante ver sus expresiones cuando la toco y reacciona así.

💛 MI NIÑA 💛 #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora