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Cuestionable. Todo los actos que hacía NamJoon de ahora en adelante se los cuestionaba. ¿Pero que sería diferente ahora si lo hubiera hecho hace exactamente un mes?

Nunca llegó a una conclusión.

Pero sí llegó a aquella respuesta que le tenía comiendo la cabeza hace horas.

Se había roto el condón esa vez.

Se veía así mismo en con su yo de frente golpeándolo hasta dejarlo inconsciente, recriminandole porqué fue tan estúpido y capaz de haber hecho aquello. Pero cómo siempre debemos de encontrar a los culpables, está vez NamJoon tenía bajo la mira al destino.

Le culpaba por haberle hecho eso. ¿Acaso el destino no respetó sus ideales y le castigó con la peor de sus pesadillas? ¿Acaso juzgó la vida que llevaba para hacerlo sentar la cabeza y comenzar a hacer su vida llevadera y de adulto? Se sintió tan mal y a la vez enojado. Él veía como allá afuera había gente como él que disfrutaba de sus placeres al máximo por largos años y nunca tenían una familia o estaba en algo serio. Pero NamJoon también entendía que aquella criatura no tenía la culpa de nada, ni del error de NamJoon y tampoco del de SeokJin. Por lo que los únicos culpables eran ellos mismos.

Suspiró con pesadez mirando la dirección en el papel por milésima vez aquel día. Había una gran probabilidad de que fuera de él, y si lo era, se haría responsable de sus actos, porque a pesar de la vida de libertinaje que llevaba, sabía que todo acto tiene su precaución y responsabilidad de los hechos. Y si no era de él, solo le bastaba por saber si SeokJin estaba bien y en qué podía ayudarle de igual manera. Dejar a alguien a su suerte cuando está embarazado es cruel e inhumano.

Se preguntó ahora qué pasaría con SeokJin. Cómo lo miraría a la cara, si acaso se sentía capaz de hacerlo, de preguntarle siquiera si estaba bien. No fue difícil saber que su reacción sería negativa e insultante para su persona, pero debía de arreglar esto cuando fuera posible antes de sufrir las duras consecuencias. Se armó de valor y salió del Mustang para ir directo a la puerta de aquella bonita casa de fachada blanca y trepraderas tan verdes que le daban un aspecto hogareño. Tenía toda la escencia de SeokJin. Tocó la puerta con verdadero terror a ser echado a patadas de allí.

El corazón le latió desenfrenado cuando la puerta se abrió y dejó ver a un SeokJin marchito, de ojeras pronunciadas, tez demacrada y ojos y naríz rojos, como si estuviera llorando hace no mucho. Iba a hablar, la mirada triste que le dió a NamJoon le hizo encoger su corazón.

–¿Qué haces tú aquí?

Su tono de voz fue severo, quiso abrazarlo y darle consuelo pero NamJoon desistió de esas opciones.

–Vine a hablar contigo y sobre el bebé.

Juró que su boca tembló y le hizo parecer patético, le dió bastante material a SeokJin para describirlo en su mente como alguien sin corazón y carecido de sentido común.

–¡Ay miren! ¡El señor Kim NamJoon por fin dió la cara! ¡Y ahora quiere saber sobre su hijo! –dijo SeokJin sarcástico pero lleno de enojo.

–No es mi hijo, SeokJin –dijo secamente.

Y como se arrepintió de haber dicho aquello, pues los ojos llameantes en ira de Jin le dieron escalofríos. Tenía las manos hechas puños pero se guardó cualquier intento de violencia física.

–Pasa.

Y fue todo lo que necesitó NamJoon para entrar a casa de SeokJin, quien caminó sin esperarlo para darse la vuelta y plantarse frente a él. En cuanto NamJoon cerró la puerta le dió una bofetada en su rostro de facciones duras. No se arrepintió de haber golpeado a NamJoon ni aunque su mano le doliera. Solo observó furioso como el rostro frente a él giraba hacia un lado.

PARALELISMO ||NamJin|| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora