Dismorfofobia

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Siempre había pensado que mis inseguridades físicas serían pasajeras. En mi pubertad todas esas cosas estaban normalizadas para mi, todas las chicas y algunos amigos hablaban de defectos físicos hasta el punto que sin querer, comencé a minimizar mis propios demonios. No quiero culparlos, probablemente sea responsabilidades de los cánones de belleza que al final nos destruyen a todos. 

Pero la verdad es que ya dejé de ser una adolescente, tengo 18 años. ¿No debería desaparecer ya? Se supone que así debería ser, y todo esto debió terminar en un mal recuerdo de mi época escolar pero, la realidad es otra. Si bien puedo usar maquillaje, no siento que sea suficiente, hay algo mal con mi rostro, hay algo mal conmigo, el sentimiento no desaparece. Me avergüenza salir en las fotos cuando estoy en esos días en el que mi único objetivo es no salir de mi casa, o usar una bolsa todo el día para que nadie me vea. 

Incluso luego de recibir un tratamiento psiquiátrico para superar la depresión, por alguna razón no me había dado cuenta que tenía aún más demonios dentro. Por momentos siento que es solo un momento, un instante en el que no me siento bien. Pero tengo miedo, no quiero recaer en la depresión por algo como esto, porque en el fondo soy consciente que no soy un monstruo al cual es imposible dirigir la mirada. Está en mi cabeza, todo está en mi mente, pero no puedo dejar ir la idea que hay algo mal con mi físico. 

Siento que subí de peso y ahora quiero bajar unos 20 kilos al menos para sentirme mejor, quiero llegar a ser tan delgada que mis brazos no sean más que huesos y que en mi rostro no existan mas esos horribles cachetes de los que tanto me quejo. 

Es un ciclo vicioso en el que, me quejo por no poder ser como quiero y me siento peor porque se supone que no debo hablar o pensar así de mi. Es tan frustrante y triste que nadie entiende, no exagero mis emociones, realmente estoy asustada, no quiero volver a llorar por ello, no quiero sentirme ansiosa por cosas así. 

Pero estoy cayendo, lo hago.

Solía pensar que me odiaba por parecerme a mi papá. Pensaba que me odiaba porque lo odiaba a él. Pero ahora que dejé ir todo mi odio, me di cuenta que el odio a mi físico no se va, entonces entendí que no era por él, era yo. 

Siempre fui yo.

Mi papá no tenía nada que ver.

Siempre tuve la culpa y no quise hacerme responsable. Solo quiero sentirme bonita, no quiero sentirme mal al verme al espejo.

Solo, solo, solo quiero estar en paz conmigo misma. 

Más que pensamientos anécdotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora