Nos volveremos a encontrar | Sanji • Lectora [COMPLETO]

Un chico "peculiar"

• Importante •
____ Donde debería ir tu nombre
Tu apellido es Izumi
____ Izumi
Tienes 18 años de edad, recién cumplidos.
- Descripción de tu físico -
Un cabello castaño ondulado que llegaba un poco por debajo de los hombros, unos ojos levemente rasgados de un color miel, y una cicatriz en el cuello un tanto peculiar (parecida a una quemadura).
Espero que te guste ^^

Un día por la mañana, la luz del sol se hacía presente por la ventana, el ruido de las calles me levantaban de a poco, niños, mujeres, hombres, los gritos anunciando sus productos. Desperté, al ver la hora me levanté como de costumbre, con pereza y aún lagañas en los ojos me dirigí al baño; tomé una ducha, sentía que me dormía, el agua caliente me relajaba bastante, en cualquier momento me caería por quedarme dormida.

Después de 30 minutos, logré salir de la ducha, cambiarme, y tomar el desayuno que mi hermana me había preparado antes de irse. Ya había salido de casa, tenía que llegar a tiempo, la señora de aquel puesto tan rústico era bastante exigente con mi forma de trabajar, y mi actitud tampoco era de ayuda.

Logré llegar sin retraso, y eso era un milagro –¿Quién eres? Tú nunca llegas temprano, ¿El mundo se va acabar? O unos piratas nos invadirán? – Suspiré, a esta señora no se le tiene contenta con nada.

–Llegué a tiempo, ni más, ni menos, ¿Podría dejar que haga mi trabajo?– Tomé mi mandil, lo coloqué por mi cuello y lo ajusté a mi cintura, mientras la señora solo tragaba su rabia, pues no tenía que reprochar.

Lavé mis manos, recogí mi cabello y comenzé con mi trabajo.

. . .

Ya habían pasado las horas, intentaba mantener los pescados frescos, mientras los que estaban en "exibicion", los mantenía alejados de cualquier bicho, mientras anunciaba casi a gritos sobre nuestra mercancía, de tanto tiempo, sentía la garganta adolorida.

Me detuve para tomar un poco de agua. Dejé la botella en una mesita y sequé el sudor con un papel que tenía en mi bolsillo.

–¡Señorita!– Escuché la voz de un hombre, gritando a lo lejos. Miraba alrededor, era costumbre ver a la gente emocionada en muchas ocasiones, pero lo que miré... Bueno, no puedo decir que no lo he visto antes, pero esta manera tan exagerada.. impresionante.

Miraba a la multitud, y al igual que yo, miraban a un chico rubio proponiéndole a un par de chicas que caminaban, su forma tan absurda de actuar junto con esa mirada que les daba; no sabía si quería lo mismo o me daba miedo. Incluso notaba los corazones en sus ojos.

Las chicas corrieron y el se detuvo, ¿Estaba delirando? Parecía que estaba recordando algo.

Me quedé metida en mis pensamientos, nunca había experimentado ese tipo de situaciones, ni siquiera había estado cerca de un chico que le gustase o tuviera interés en mí, pero no me desanimaba, no tenía presión de conseguir a alguien, aunque me digan que seré una señora amargada toda mi vida.

–¡Oh señorita!– La voz de un chico gritando mientras se acercaba a lo lejos me hizo volver al presente, miré a mi alrededor y lo ví, ese mismo chico caminaba hacía este puesto.