El repiqueteo de los pasos retumbaba en los oscuros pasillos, llenando el lugar de una tensión palpable. Un hombre imponente, de estatura sobresaliente y aspecto desaliñado, corría sin aliento mientras se aferraba desesperadamente a sus pantalones desgastados, amenazando con caer en cualquier momento. El cinturón desabrochado luchaba por cumplir su función, apenas manteniendo la precaria integridad de su vestimenta. La lluvia implacable azotaba el entorno, su furia se mezclaba con el miedo reflejado en su rostro.
El viento, acompañante inseparable de la tormenta, arremetió con fuerza contra su camisa, forzando los botones a liberarse, revelando una segunda capa de tela blanca sucia y manchada. Cada mancha parecía contar una historia de violencia y excesos, emitiendo un olor nauseabundo que añadía un toque de repugnancia a su figura.
Un estruendo resonó con fuerza, sacudiendo todo el lugar en un estallido de sonido. Enredado entre sus piernas, un delgado hilo le hizo perder el equilibrio y caer con contundencia, provocando un eco profundo al chocar contra el suelo desigual. La superficie estaba plagada de grietas y escombros, resultado de años. Para empeorar las cosas, una densa niebla se aferraba al entorno, envolviéndolo en una atmósfera sombría y misteriosa. Mientras luchaba por liberarse del hilo y levantarse, una amarga pregunta se apoderó de su mente: "¿En qué estaba pensando al refugiarme en este maldito lugar abandonado?".
Aunque la lluvia dificultaba su visión, pudo distinguir frente a él una figura femenina esbelta y bien formada. Su cuerpo estaba notoriamente trabajado, con curvas muy bien posicionadas, y caminaba hacia él con paso tranquilo. Era una verdadera belleza. Mirando más detenidamente, logró divisar con mayor claridad su rostro, el cual parecía haber sido tallado por los propios ángeles. También pudo apreciar su larga y lacia cabellera azulada, amarrada en una cuidada trenza de estilo nórdico que llegaba hasta su espalda baja. Sus labios estaban ligeramente teñidos de carmín, suaves y llamativos. Su piel era extremadamente pálida y nívea, que contrastaba a la perfección con la iluminación de la luna, y sus mejillas estaban suavemente sonrosadas. Sus ojos, dos vibrantes zafiros tan grandes e inexpresivos, reflejaban un profundo misterio.
A través de la persistente cortina de lluvia, el hombre pudo distinguir una figura femenina esbelta y bien formada que se alzaba frente a él. Su cuerpo exudaba una sensualidad que era imposible de ignorar. Cada una de sus curvas estaba cuidadosamente esculpida, y su paso tranquilo revelaba una confianza sin igual. Era una belleza arrolladora, capaz de cautivar a cualquiera que se atreviera a mirarla.
A través de la persistente cortina de lluvia, el hombre pudo distinguir una figura femenina esbelta y bien formada que se alzaba frente a él. Su cuerpo exudaba una sensualidad que era imposible de ignorar. Cada una de sus curvas estaba cuidadosamente esculpida, y su paso tranquilo revelaba una confianza sin igual. Era una belleza arrolladora, capaz de cautivar a cualquiera que se atreviera a mirarla.
Avanzando con elegancia y determinación, la mujer se acercaba cada vez más, sus pasos resonando en la lluvia con un ritmo amenazante. Era evidente que había una tensión palpable en el aire, y el hombre se dio cuenta de que su encuentro no sería uno casual o amistoso. La mujer estaba allí por una razón específica: acabar con él. Su presencia emanaba una peligrosa mezcla de belleza y letalidad.
-¿Por qué estás corriendo? -consultó la mujer con una voz demasiado suave y tranquila- ¿Estás huyendo de mí? -bufó, revelando una pizca de desprecio en sus palabras.
El hombre, en el suelo y lleno de temor, intentó justificarse desesperadamente.
-¡Por favor, perdóname! Te juro que no quise hacer nada malo -reclamó.
La mujer se detuvo por un momento, mirando al hombre que yacía en el suelo entre los escombros y los charcos de agua. Dejó escapar un suspiro lleno de amargura y se acercó lentamente hacia él. Sus pasos eran pesados, como si cargara con el peso del mundo sobre sus hombros.
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El Engaño De La Inocencia
FanfictionEn la efervescencia de la juventud, el conocimiento de lo que verdaderamente rodea el mundo es un privilegio negado. La creencia arrogante de poseer la certeza absoluta impide apreciar la sabiduría ajena, y la rebeldía juvenil empuja a desafiar las...