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Empujó el cuerpo del pelirrojo sobre el colchón, acostándose con cuidado sobre él y apoyándose con ambos brazos para no darle mucho peso.

Probó sus labios una vez más, recorriendo con una de sus manos la silueta del menor, acariciándole con delicadeza. Descendió a su cuello lamiendo y succionando, y dejó leves marcas rojizas para demostrar que Jeongin ya tenía a alguien.

Jeongin levantaba la pelvis causando fricción entre ambas entrepiernas. Deseaba tener a Chan dentro de él, lo necesitaba.

Invirtió las posiciones y ahora era él quien estaba sobre Chan, frotándose contra su dura polla. Con torpeza se quitó la playera y los zapatos, ayudando luego a Chan a desvestirse.

Ambos ya en ropa interior se miraron a los ojos, ese brillo de lujuria lo decía todo. Querían sentir sus cuerpos, tocarse, unirse, acariciarse, querían ser uno sólo, lo querían esa noche y probablemente muchas más.

—Chan... Te necesito ya—El mayor se sentó con Jeongin sobre él en la cama, estirando su brazo hacia uno de los cajones que había debajo. De ahí sacó una botella de lubricante, vertió el líquido frío a una de sus manos y tomó su miembro para cubrirlo con el mismo líquido.

Jeongin observaba atento con la mirada hambrienta de placer al rubio, era tan caliente ver cómo se masturbaba y agregaba lubricante para poder penetrarle.

—Si te duele avísame, pero gime muy fuerte para mí, ¿de acuerdo? Trataré de no ser brusco contigo—Apretó las caderas de Jeongin con sus fuertes manos y lo levantó un poco para alinear su pene con su estrecha entrada.

Jeongin lentamente empezó a descender, quedando con el miembro de Chan dentro de él por completo. Mentiría si dijera que no le dolió, porque mierda, sí que le dolió, pero la sensación de tener al rubio dentro suyo por primera vez le hizo olvidar cualquier tipo de dolor.

Se apoyó en el pecho del mayor, tratando de acomodarse, tomó la iniciativa y comenzó haciendo movimientos circulares y cuadrados con su trasero, realmente se sentía bien tener a Chan dentro.

—Muévete más rápido, no puedo solo—Ordenó Chan con voz ronca, haciéndole sentir todavía más excitado a Jeongin.

—Tú también mueve-ah, Chan...—el nombrado hizo un raro movimiento con sus caderas logrando tocar el punto de más placer del pelirrojo. La entrada de Jeongin se sentía tan apretada que quería romperlo, necesitaba hacerlo suyo de muchas formas posibles.

El menor recordó una escena que vio en un vídeo e intentó ponerlo en práctica. Se levantó un poco, rozó el miembro de Chan contra su entrada, y bajó de golpe, causando que sus testículos chocaran con la pelvis de Chan.

—Salta para mí, Innie. Sé un conejito.

Obedeció y repitiendo su anterior movimiento, saltó repetidas veces sobre el miembro de Chan, gimiendo cada que podía y maldiciendo en voz alta porque el mayor lograba tocar su punto dulce.

—Creo que... Ah, ya casi, Jeongin... Mierda...

Solo un poco más y explotaría en el interior del Pelirrojo.

Ambos habían estado deseando esto por un largo tiempo, ambos habían estado deseosos el uno por el otro sin saberlo, sin darse cuenta, y por fin ambos estaban entregándose, sintiéndose.

El primero en correrse con una maldición entre los labios fue Chan, quien siguió embistiendo a Jeongin hasta que este también llegó al clímax, manchando gran parte del abdomen del Mayor y cayendo exhausto sobre su pecho, abrazándole débilmente, ambos estando completamente agitados.

—Fuiste un buen chico—quitó el cabello que cubría la frente sudorosa del menor y dejó un corto beso, envolviéndole con sus brazos, aún sin salir de él.

Banana ( Chanin )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora