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El silencio los invadió completamente, dejando escuchar a los grillos que comenzaban a salir de sus escondites. Jeongin, con una mueca de preocupación en su rostro, observó los ojos ajenos; Hyun se veía extremadamente confundido y, sinceramente, no sabía bien que decir ante esa confesión por parte de la contraria... ¿O contrario?

El menor soltó un bufido y bajó su mirada, ¿Que estaba pensando el príncipe? ¿Lo estaba odiando? ¿Tenía algo para decirle?

- ¿Disculpa...? — Preguntó dudoso, provocando que mirada. El contrario levantara su

- Soy un chico, Hyun... Soy el principe Jeongin Yang del reino de entak... ¡P-pero antes de que te enojes déjame explicarte! — Exclamó apresurado, pisando sus propias palabras por su nerviosismo.

- Yo... No estoy enojado, Eerin, ah, Jeongin... Se corrigió rápidamente, era extraño pero comenzaría a tratarlo de la forma correcta.

- ¿No estás enojado? — Le dedicó una mirada llena de ilusión, Hyun solo negó con su cabeza. — De todas formas... Déjame explicarte.

- Estoy escuchando.

- Mi madre estaba muy feliz cuando supo que estaba embarazada... Mi padre se fue de viaje y nunca volvió, creo que eso hizo que ¿Odiara...? A los hombres, así que ella se obsesionó con la idea de tener una hija, pero... Yo nací.

- ¿Ella te obligó a...?

- No exactamente, — Interrumpió, negando con su cabeza. — Durante años me hizo creer que realmente era una chica, pero mi amor por los libros hizo que descubriera que no era así... Supongo que siempre me sentí diferente de todas formas.

- ¿Por qué ella te trajo aquí? — Frunció su ceño, confundido. — Todos íbamos a saberlo cuando nos tocara dar descendencia...

- Quería... Deshacerse de mí. — Bajó su mirada, presionando sus labios para evitar llorar.

- ¿Deshacerse de ti...?

- No soy la hija que esperaba... Amenacé con decírselo a todo entak y ella... — Volvió a alzar su mirada hacia el contrario. — Secidió traerme aquí... Yo tenía tanto miedo de que lo supieras, creí que ibas a odiarme, ¡Te mentí por tanto tiempo! Soy un amigo terrible, Hyun... Sabía que eres un buen chico, pero estuve oculto en mi propio mundo por demasiado tiempo, nunca conocí otra realidad y-... — Sintió las suaves manos ajenas sobre sus mejillas, limpiando las lágrimas que se estaban deslizando por su piel, estaba tan sumergido en sus propias palabras que no había notado que comenzó a llorar. — ... Lo siento...

- Jeingin, no eres el culpable de nada... — Me dedicó una cálida sonrisa.

¿Era por ese motivo que lo sentía tan diferente? El pequeño Yang era distinto a cualquier otra persona que pudiera haber conocido, lo quería cerca y no podía importarle menos si era Eerin o Jeongin, solo sabía que era la persona que queria a su lado en ese momento.

Tomó el rostro ajeno entre sus manos y con sus pulgares acarició las pálidas mejillas de ese chico, intentando que se tranquilizara, entendía la posición en la que ahora se encontraba y todo el miedo que podía sentir por lo mismo, quería protegerlo de cualquier cosa que pudiera y aunque sabía que seria difícil ocultar algo así a largo plazo quería ayudarlo a dejar de temer a ser quien realmente era.

- ¿Realmente no me odias?

- ¿Cómo podría hacerlo? Eres adorable, Nini, nunca podría odiarte, te tengo... Un cariño especial.

- Oh, también te quiero, tonto. — Soltó una pequeña risa, devolviendo su vista al cielo que, para ese momento, ya estaba perdiendo el color naranja que desprendía el atardecer. Sin decir nada se aferró al brazo del castaño y recostó la cabeza en el hombro del mismo, esbozando una ligera, casi imperceptible, sonrisa.

El mayor también volteó hacia el oscuro horizonte, comenzando a pensar que era lo que pasaría en un futuro. — ¿Qué es lo que haremos?

- ¿A que te refieres?

- Cuando... Seas mi esposo... — Continuó, nervioso por sus propias palabras. — Por más que lo ocultamos, mis padres lo sabran...

- Ellos no pueden saberlo. — Hizo una mueca, sin voltear a él. — Ellos me separarán de ti y yo... Quiero estar contigo, por favor, déjame quedarme contigo.

Sintió como su corazón latía cada vez más rápido, tanto que podía jurar que iba a salirse de su pecho en cualquier momento, sin embargo, se mostró tranquilo y, antes de hablar, recostó su cabeza sobre la del rubio. — No permitiré que nos separen, Jeongin...

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QUE SON LIIIINDOS 😿

princesa yang ๓ hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora