Capitulo 4.

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Nadie hablo.

Estaba segura que si se caía una aguja la oiría perfectamente.

—Oh si ¿Dónde está? La última vez que lo vi estaba ocupado en un nuevo proyecto para el laboratorio —hablo la señora emocionada.

¿El laboratorio? ¿Estaba hablando del laboratorio 15?

—Esta donde debió haber estado siempre —contesto el señor.

—¿En el laboratorio 15? Recuerdo que cuando era un niño ese era su mayor sueño —recordó la señora.

Savannah no había dejado de mirarme, mis manos me estaban empezando a sudar.

—Por lo menos esta con su esposa... a no espera en el psiquiátrico hay diferentes áreas para hombres y mujeres ¿Cierto? —lo dijo de una manera tan burlona, tan narcisista, tan antipática que me dieron ganas de arrojarle lo que me quedaba de espagueti tieso en la cara, pero me contuve.

Mire a Lana ella no sonreía de hecho nadie lo hacía solo Savannah.

—¡Ya basta! —dijo mi madre furiosa pegando sus nudillos en la mesa con fuerza —en este casa no se habla de esos dos.

—Eso es muy interesante ya que yo creo que ese es un tema de conversación muy interesante para Katherine —dijo Savannah, ya no me miraba a mí solo a mamá.

Eso la enfureció estaba a punto de decir otra cosa cuando la señora hablo de nuevo.

—¿Por qué no podemos hablar de Nick? —pregunto confundida —él es muy bueno con todos sobre todo con Kate.

—¡Cállate Clara no sabes lo que dices! —protesto el señor.

—¡Cállate tú, se de lo que hablo él es mi hijo!

Escuche la risita de Lana y todas las miradas se voltearon hacia ella. Lana dejo de reír rápidamente apretando sus labios y mirando a otro lado.

—Lo siento es que esto me recuerda a la vez que Kate y yo fuimos al supermercado y encontramos a una pareja peleándose por una lavadora —después se echó a reír de nuevo —, ¿Lo recuerdas Kate?

—No... la verdad es que no.

—Es una lástima no recuerdo haberme vuelto a divertir tanto en el supermercado.

Lo único que se escuchaba era la risa de Lana, me esforcé por recordar lo del supermercado pero cada vez que lo intentaba llegaba un fuerte dolor de cabeza.

—Bueno sigamos comiendo —dijo Savannah —. Por cierto el espagueti está muy tieso.

Decidí ignorarla y me concentre en el espagueti hasta que escuche lo que parecía ser un plato de cerámica caer al suelo, levante la mirada y no lo podía creer mamá le había tirado su espagueti a Savannah, tape mi boca con ambas manos mirando con curiosidad la escena.

—Este ha sido uno de los peores agradecimientos del mundo —dijo asqueada mientras se quitaba pedazos de espagueti del cabello.

—¡No me importa lo que hiciste por mí! no te da el derecho a mencionar esos temas.

—Pues básicamente yo lo arregle así que creo que si tengo el derecho a mencionar la razón por la que estamos todos aquí comiendo espagueti tieso.

Eso enfureció más a mamá.

—No entiendo cómo es que puedes seguir viviendo así —reprocho mamá.

—¿Con que? ¿Con la culpa de ayudarte? Bueno deberías saber que todo que he hecho por ti puedo quitártelo en cualquier momento —contesto Savannah cruzándose de brazos.

La chica del laboratorio 15Donde viven las historias. Descúbrelo ahora