2 de noviembre de 20168:50 PM
"Nuestro ciclo terminó".
Seguía leyendo esas palabras en la pantalla de mi teléfono. Estaba escondida en mi clóset para evitar que mis padres me escucharan llorar. Sostenía mi cobija favorita, la que me acompañaba cada vez que me escondía en el clóset a gritar y llorar en silencio por él. Y esta vez, era una de ellas.
Esas palabras eran lo que más temía en todo este tiempo.
No quería dejarlo.
No quería que me dejara.
No sabía cómo iba a seguir mi vida sin hablar con él todos los días. Sin ver sus "buenos días" o "buenas noches" en mi teléfono.
Pero una parte de mí sabía que él tenía razón. Nuestro ciclo ya había terminado, pero no quería aceptarlo.
De un tiempo para acá todo era diferente. Su actitud hacía mi cambió y sentía que no era suficiente, a pesar de dar todo de mí para que los problemas y discusiones que teníamos terminaran.
"No me dejes otra vez". Escribí en su chat.
Se preguntarán "¿Otra vez?". Pues les diré.
Él era mi exnovio. Terminamos (o bueno, me terminó) hace dos años.
Él tenía muchos problemas, tanto familiares como personales y yo, con mi salud mental dándome para abajo, no ayudaba mucho. Así que terminamos, aunque nos seguimos viendo y haciendo cosas que las parejas normalmente hacen.
Yo acepté porque no quería perderlo y pensé que él tampoco quería perderme. Pero en este momento, veía que a el ya no le importaba si estaba o no en su vida.
Rogué, lloré y le pedí que no se fuera. Que no me dejara y que solucionáramos esto.
Pero no aceptó. Se fue, y se llevó una parte de mi con él.
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Dejarte ir.
Lãng mạnSiempre quise que alguien me quisiera por como soy. Desde niña, soñaba con un príncipe azul que me amara y me respetara. Cuando el llegó, pensé que ya no tendría que esperar más. Apareció mi príncipe, mi luz, el amor de mi vida y para la misma. Me...