𝘿𝙀 𝙈𝘼𝙈𝘼 𝙔 𝙋𝘼𝙋𝘼 // 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉

•𝙏𝙍𝙀𝙎•

Los días avanzan, y uno de tantos terminan los dos una tarde de viernes en su departamento. En un día normal ambos saldrían de fiesta a divertirse, relajarse después de universidad y trabajo, pero por eso del miércoles Jungwon se había agarrado un virus y ahora estaba casi muriendo (obviamente no lo hacía, pero Yang es un exagerado y así se sentía). Jay simplemente estaba ahí, y no parecía tener planeado irse pronto.

—¿Papitas o dulces? —pregunta Jungwon asomado desde la cocina. Su cara levemente rosa, con los ojos entrecerrados, y respirando con cierta dificultad.

Jay lo observa desde la sala bufando, se acerca a él y lo arrastra al sillón. Lo deja ahí y le pasa una manta mientras lo mira con desapruebo.

—Estas enfermo, no hagas eso. Por ley soy yo el que debe traer las cosas —Jay camina a la cocina, vuelve y se asoma por la puerta—; ¿Papitas o dulces?

Jungwon ya cómodo y metido entre la manta, con voz inusualmente grave murmura un:

—...Té...Y amor, Jay, muero —se remueve en el sillón entre pucheros.

—...¿Solo té? Ok —el menor vuelve a la cocina, busca dulces para sí mismo en los cajones y pone a calentar el agua. Mientras tanto saca su celular del bolsillo y observa los mensajes.

Apaga la pantalla sin más luego de ver eso. Se pregunta vagamente porque todo el mundo se empeña en pensar que con Jungwon eran más que mejores amigos. Es decir, ellos se adoraban si, ¿pero porque se pensaba que iba más allá de eso?

Si, bien, Jay era mucho más cariñoso con Jungwon de lo normal, pero esto era por la confianza que se tenían por los años que se conocían. Y si, Jungwon era muy meloso con él, siempre dándole abrazos y besos, pero Jungwon era así con todos...¿no?

Y... ya, quizás una que otra vez Jay borracho si le robo algunos besos a su amigo... pero borracho... y cuando le compuso esa canción fue por simple fraternidad y...

Okay, le estaba dando muchas vueltas al tema. ¡El punto es que se aman como amigos y ya!

Termina por hacer el té para Yang y vuelve a la sala con una taza humeante y un platillo con dulces distintos.

—¿No tenías nada que hacer hoy, Jay? —dice Jungwon con aquella voz suave y dulce luego de susurrar un bajo gracias, al recibir su taza.

—Nah, nada importante —se encoje de hombros y roba un pedazo de la manta para ponerla en sus propias piernas. Jungwon en busca de más calor se acerca a él pegándose a su costado y bebiendo su té, Jay lo mira un segundo y termina de igual forma acomodándose contra el cuerpo ajeno, incluso pasando un brazo por sus hombros.

Completamente fraternal.