TRES

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Los siguientes días se basaron en hacer las maletas y despedirme, aunque realmente la parte de hacer las maletas fue mucho mas efímera que la de despedirme. Prácticamente todos los niños lloraron mi despedida, porque después de todo, yo había sido la persona con la que habían crecido en ese lugar, yo había sido su hermana mayor y en algunos casos su ejemplo a seguir, pero no se muy bien el motivo por el cual lo fui para ellos, tan solo debo aceptar el cumplido, o eso fue lo que me dijo Sofia al despedirme de ella.

De todas las despedidas, la de Susi fue la mas dura, sabía que la volvería a ver en algún momento de mi vida, pero no tenia muy claro cuando iba a ser ese momento, sin embargo yo tenia claro que fuese cuando fuese yo la iba a tener por siempre en mi memoria, y ella siempre iba a ser la persona que me salvo del infierno que estaba sufriendo en aquel orfanato.

Los últimos instantes que pase en ese orfanato se basaron en quedarme embobada viendo el retrato de mis padres que guardaba con tanta cautela, era lo único que tenia de ellos, el único recuerdo que me quedaba de las personas que me trajeron al mundo 19 años atrás. Me pase los primeros dos años de mi vida con ellos, pero una noche mientras yo dormía atacaron a mis padres y los asesinaron, enterraron sus cuerpos a los pies de un bonito roble cerca de aquí, donde voy de vez en cuando, aunque no lo tengo muy permitido, ya que salir a la ciudad podría poner en peligro la seguridad del centro, o por lo menos eso es lo que dice Laura constantemente, y yo opto por creerla

Finalmente llego la hora, la hora de abandonar mi hogar, o lo que yo había considerado como tal. Me gire hacia la puerta, para capturar la imagen de ello, y vi como Susi me miraba a través de la ventana de nuestra habitación, se me encogió el pecho verla allí, pero como ella me había dicho la noche anterior, era mi momento, era mi momento para empezar una nueva vida alejada de todo aquello y aprender quien era yo realmente, así que por mucho que me doliese, le mande un beso desde la distancia y seguí mi camino, me adentre en la multitud de la ciudad de Madrid, seguí la multitud hasta que vi la señal del metro de la que me había hablado Laura, baje las escaleras, conseguí mi boleto y me subí al metro. Allí empezaba mi nueva vida

La habitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora