Capitulo 3

4 0 0
                                    

— Amiga ya pasó una semana, tenés que salir de tu cama—
— No quiero — Le digo tapando me hasta la cabeza con el cubrecama.
— Dale vamos, salgamos a caminar —
Luego de la fiesta de Anna, no salí de mí casa en toda esa semana, solo iba a mis clases, pero luego volvía a mí casa y me metía en mí cama.

— No tengo muchas ganas Millie.
— Está bien, querés que me quedé contigo?
— No no, prefiero estar sola.
— Está bien, pero si necesitas algo, llámame, si?
— Si— me da un beso en la frente y se va.

Miro mí pieza toda desordenada, la ropa de la fiesta todavía estaba en el piso, medias por todos lados, y cajas de delivery en mí escritorio.
Me levanto y me paro al frente del espejo, soy un desastre, igual que mí pieza, siento que mí pieza refleja mí ser y viceversa.
Empiezo a juntar toda la ropa y la llevo al lavadero, bajando las escaleras escucho que alguien está tratando de abrir la puerta, debe ser Jeremías.

— Hola, hay alguien? — escucho esa voz, esa voz grave. Tiró la ropa al piso y bajo las escaleras  corriendo hacia la entrada y lo abrazo.
— Hola papá! Llegaste, no sabía que ibas a venir.
— Le dije a jeremías, no te contó?
— Nop, no lo vi hoy.
— Que vas a comer?
— Pizza.
— Pizza?? Otra vez! Ain puedo ver las veces que pediste pizza está semana, me salta las notificaciones en mí celular, y no estoy muy orgulloso de eso.
— Pero...
— Sin peros, ven.

Tengo veinte años pero me sigue cuidando como si tuviera cinco. Lo veo agarrar la caja de pizza y guardarlo en la heladera. Veo que deja unas bolsas que trajo en la isla de la cocina, agarra su tabla y cuchillo, se pone su delantal y empieza a picar verduras.

— Te ayudo?
— No, ve a hacer tus cosas, te llamo cuando esté listo— Me da una pequeña sonrisa y veo como se concentra de nuevo en las verduras.

Busco la ropa sucia que deje en el suelo y la llevo al lavadero.

Llego a mí pieza y empiezo a ordenar, junto las cajas, cambio las sábanas de la cama, ordenó la ropa y me meto a bañar.
El agua cae sobre mis hombros y se siente tan bien.

Que me está pasando! Por qué estoy mal por lo que pasó con Ian, y por qué me siento tan culpable.

Cuando termino salgo a buscar mí bata y prendo el calefactor eléctrico así puedo ponerme el pijama sin morir de hipotermia.

— Ya está la comida mocosa—
Escucho que mí hermano me dice desde la puerta, se ve que ya llego— Ya salgo!—

Bajo las escaleras con mis pantuflas de chanchito y voy hasta el comedor.

Veo en la mesa que hay cuatro platos
— Quien viene? — pregunto y miro mí pijama de chanchito que hace conjunto.

— hija ven!  — Llama mí padre desde la cocina.
Entro a la cocina y lo veo con una olla gigante llena de mí comida favorita, "rissoto al fungi" era la comida que preparaban juntos él y mamá

— Pon está fuente sobre la mesada — llevo la fuente donde supongo que va a servir el arroz. 

— Gracias hija. Toma, lleva esto a la mesa— Me da un apoya fuentes, para que no se dale la mesa.

Salgo de la cocina y lo pongo sobre la mesa.

Escucho sonar el timbre y me sobresalto, tengo puesto el pijama, busco las escaleras para salir de ahí lo más rápido, siempre me hacen lo mismo, invitan a alguien sin avisarme y yo estoy vestida con mí pijama que amo mucho pero a la mayoría le causa gracia.

Me doy vuelta hacia la escalera pero mi hermano ya estaba en la puerta, ya no había vuelta atrás.
— Hola, Aylin— No se cómo ni cuando pero ya estaba al frente mío.
Sus ojos grises penetran los míos son fríos y su cabello es totalmente oscuro.
Sentí una electricidad por todo mi cuerpo.
Recuerdo que tenía puesto el pijama y la vergüenza sube a mis cachetes, ¿yo? yo ya no soy un humano, ya soy un tomate.
Al frente mío tenía a Aaron.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 17, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora