— Amiga ya pasó una semana, tenés que salir de tu cama—
— No quiero — Le digo tapando me hasta la cabeza con el cubrecama.
— Dale vamos, salgamos a caminar —
Luego de la fiesta de Anna, no salí de mí casa en toda esa semana, solo iba a mis clases, pero luego volvía a mí casa y me metía en mí cama.— No tengo muchas ganas Millie.
— Está bien, querés que me quedé contigo?
— No no, prefiero estar sola.
— Está bien, pero si necesitas algo, llámame, si?
— Si— me da un beso en la frente y se va.Miro mí pieza toda desordenada, la ropa de la fiesta todavía estaba en el piso, medias por todos lados, y cajas de delivery en mí escritorio.
Me levanto y me paro al frente del espejo, soy un desastre, igual que mí pieza, siento que mí pieza refleja mí ser y viceversa.
Empiezo a juntar toda la ropa y la llevo al lavadero, bajando las escaleras escucho que alguien está tratando de abrir la puerta, debe ser Jeremías.— Hola, hay alguien? — escucho esa voz, esa voz grave. Tiró la ropa al piso y bajo las escaleras corriendo hacia la entrada y lo abrazo.
— Hola papá! Llegaste, no sabía que ibas a venir.
— Le dije a jeremías, no te contó?
— Nop, no lo vi hoy.
— Que vas a comer?
— Pizza.
— Pizza?? Otra vez! Ain puedo ver las veces que pediste pizza está semana, me salta las notificaciones en mí celular, y no estoy muy orgulloso de eso.
— Pero...
— Sin peros, ven.Tengo veinte años pero me sigue cuidando como si tuviera cinco. Lo veo agarrar la caja de pizza y guardarlo en la heladera. Veo que deja unas bolsas que trajo en la isla de la cocina, agarra su tabla y cuchillo, se pone su delantal y empieza a picar verduras.
— Te ayudo?
— No, ve a hacer tus cosas, te llamo cuando esté listo— Me da una pequeña sonrisa y veo como se concentra de nuevo en las verduras.Busco la ropa sucia que deje en el suelo y la llevo al lavadero.
Llego a mí pieza y empiezo a ordenar, junto las cajas, cambio las sábanas de la cama, ordenó la ropa y me meto a bañar.
El agua cae sobre mis hombros y se siente tan bien.Que me está pasando! Por qué estoy mal por lo que pasó con Ian, y por qué me siento tan culpable.
Cuando termino salgo a buscar mí bata y prendo el calefactor eléctrico así puedo ponerme el pijama sin morir de hipotermia.
— Ya está la comida mocosa—
Escucho que mí hermano me dice desde la puerta, se ve que ya llego— Ya salgo!—Bajo las escaleras con mis pantuflas de chanchito y voy hasta el comedor.
Veo en la mesa que hay cuatro platos
— Quien viene? — pregunto y miro mí pijama de chanchito que hace conjunto.— hija ven! — Llama mí padre desde la cocina.
Entro a la cocina y lo veo con una olla gigante llena de mí comida favorita, "rissoto al fungi" era la comida que preparaban juntos él y mamá— Pon está fuente sobre la mesada — llevo la fuente donde supongo que va a servir el arroz.
— Gracias hija. Toma, lleva esto a la mesa— Me da un apoya fuentes, para que no se dale la mesa.
Salgo de la cocina y lo pongo sobre la mesa.
Escucho sonar el timbre y me sobresalto, tengo puesto el pijama, busco las escaleras para salir de ahí lo más rápido, siempre me hacen lo mismo, invitan a alguien sin avisarme y yo estoy vestida con mí pijama que amo mucho pero a la mayoría le causa gracia.
Me doy vuelta hacia la escalera pero mi hermano ya estaba en la puerta, ya no había vuelta atrás.
— Hola, Aylin— No se cómo ni cuando pero ya estaba al frente mío.
Sus ojos grises penetran los míos son fríos y su cabello es totalmente oscuro.
Sentí una electricidad por todo mi cuerpo.
Recuerdo que tenía puesto el pijama y la vergüenza sube a mis cachetes, ¿yo? yo ya no soy un humano, ya soy un tomate.
Al frente mío tenía a Aaron.
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SECRETO
Teen FictionUn corazón cayó en manos equivocadas, salir de esa relación no fue para nada fácil. Que pasará cuando Aylin caiga ante esos ojos azules. Podrá vivir su nueva relación en paz, o se verá atormentada por su amor del pasado. -¿Y si, lo mantenemos en un...