03 - Malditos sean los gemelos Wang

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Desperté, removiéndome un poco; sentía como si me hubiera atropellado un camión. Cada musculo de mi cuerpo me dolía. Suspire, abriendo poco a poco mis ojos. La habitación estaba medianamente iluminada, las cortinas cubrían bastante bien la luz exterior, pero se podía notar que ya había amanecido hacía tiempo.

Voltee en la cama, mirando el techo unos minutos.

Aun trataba de asimilar que me acosté con dos personas al mismo tiempo, dos gemelos algo insaciables, que me dejaron muy cansado. No sentí mi parte baja tan adolorida como creí, pero aun así sentía incomodidad.

Me senté en la cama, notando que estaba desnudo y cubierto por mantas, notando la ropa esparcida por el suelo. Podía ver mi ropa, y seguramente la de los gemelos, aun en el suelo. Mire alrededor, tratando de acordarme de quien era esta habitación; en el calor del momento no note nada. Había legos y varias figuras de animes sobre estantes, motos de distintos tamaños, varios cascos entre otras cosas.

Cerca de la mesa de noche había una fotografía familiar, en la que se veían a ambos gemelos junto con dos adultos, lo cual no me ayudaba a saber de quién era esta habitación. Finalmente me quite las mantas y baje los pies de la cama, el frio suelo me hizo estremecerme.

Tome lo primero que encontré, no identificando de quien era la prenda, cubriéndome rápidamente. En cuanto me levante, sentí un pequeño temblor en mi cuerpo; todos mis músculos temblaron.

Di el primer paso hasta la puerta, aun sintiendo la incomodidad, pero no era tan grave. En cuanto abrí la puerta escuche el sonido de la ducha y una puerta siendo abierta, camine por el pasillo viendo otra habitación casi pegada a la que acababa de salir; en ella se vio un desorden de ropa en el suelo, una cama revuelta, posters de motos y carreras en las paredes.

No pude ver más, porque no quise entrar.

Camine más hasta llegar a una sala, donde un televisor grande y varias consolas y juegos se dejaron ver, un sillón de tres cuerpos con varias almohadas, dos sillones individuales, una pequeña mesa con varias cosas encima y más ropa; se podía notar mucho que aquí vivían dos hombres solos.

Note movimiento en la cocina, uno de los gemelos estaba preparando algo. –Buen día, conejito dormilón –escuche detrás de mí, seguido de un beso en el cuello. Brinque del susto, volteando rápidamente, viendo a Li semidesnudo, con una toalla envolviendo la mitad de su cuerpo y otra en su cuello.

Le caían gotas de agua del pecho y los cabellos, donde pude notar varias marcas algo rojizas en el cuello y el pectoral derecho, y la marca de mis dientes en su hombro derecho. Me sonroje, tratando de recordar si yo le había hecho tantas marcas, seguramente sí; porque no creía que su hermano lo marcara de esa manera.

No, esas marcas se las había hecho yo. –B-Buenos días –dije tardíamente.

Él sonrió, inclinándose para dejar otro beso en mi cuello. Mordí mis labios, evitando que un gemido escapara de mis labios. – ¿Cómo te sientes? –preguntó. Dejo otro beso, y otro, y otro más, haciéndome olvidar cualquier cosa que pudiera decir.

–B-Bien, en realidad –jadee con mis ojos cerrados.

–Li, deja que al menos desayune algo –escuche detrás de nosotros. Li soltó un sonido de afirmación, mientras se alejaba de mi cuello, sonrió dejando un corto beso en mis labios, para luego alejarse completamente.

Con mi corazón latiendo acelerado, voltee para ver a Yibo con una camiseta negra, al menos dos tallas más grande, y pantalones cortos, con unas tazas de café en sus manos. Me ofreció una, la acepte con una pequeña sonrisa. Li estaba saliendo de la cocina con una tostada en la boca y una taza en la mano, Yibo me indico que me sentara en el sillón.

Malditos  sean  los  gemelos ᴡᴀɴɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora